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viernes, 12 de abril de 2013

Testamento de Pavlov


TESTAMENTO DE PAVLOV

“¿Qué deseo a la juventud de mi patria que se dedica a la ciencia?
Antes que nada, PERSEVERANCIA. Sobre esta premisa importante para un trabajo científico óptimo, nunca puedo hablar sin conmoverme.
¡Perseverancia, perseverancia y otra vez perseverancia! Desde el principio
de vuestra tarea, debéis educaros en la mayor perseverancia, en la
acumulación del saber.
Aprended primero el abc de la ciencia, antes de querer escalar la
cumbre. Nunca ataquéis lo siguiente si no habéis dominado antes a lo
anterior: no tratéis nunca de ocultar los huecos de vuestro saber, ni aun con
las más osadas suposiciones e hipótesis. Aun cuando vuestro ojo se deleite
con las irisaciones de esa pompa de jabón, no olvidéis que va a estallar
irremediablemente y no os dejará otra cosa que vergüenza.
Educaos en el autodominio y en la paciencia. Aprended a hacer
también el trabajo menudo de la ciencia; estudiad, comparad y acumulad
hechos.
Por más perfectas que sean las alas de un ave, nunca podría
remontarse en vuelo si no pudiese apoyarse en el aire. Los hechos son el
aire del sabio. Sin ellos jamás aprenderéis a volar. Sin ellos vuestras
“teorías” son trabajo perdido.
Tratad entonces al estudiar, al experimentar y al observar, de no
permanecer en la superficie de los hechos; no os convirtáis en archivistas de
hechos. Tratad de penetrar en el secreto de su origen, buscad tenazmente las
leyes que los rigen.
Lo segundo es MODESTIA. No creáis nunca que ya lo sabéis todo. Por
más que os valoren, tened siempre el coraje de deciros: soy un ignorante.
No os dejéis dominar por el orgullo. Por orgullo os volveréis tercos,
donde deberíais ceder. Por orgullo vais a rechazar el consejo útil y la ayuda
amistosa; por orgullo vais a perder la medida para la objetividad.
En el trabajo colectivo dirigido por mí, la atmósfera lo hace todo.
Servimos todos a un deber común, y cada cual se exige a sí mismo según sus
fuerzas y posibilidades. Muchas veces no se puede distinguir qué es “mío” y
qué es “tuyo”, pero con ello gana nuestra obra común.
Lo tercero es PASION. Pensad que la ciencia exige al hombre por
entero. Y si tuviérais dos vidas, no os bastarían. Grandes esfuerzos y
ardiente pasión exige la ciencia del hombre. Sed apasionados en vuestro
trabajo y en vuestra búsqueda…”.

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