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viernes, 25 de octubre de 2013

Capítulo octavo de la novela la motolita de Alberto Isaías Guilarte

Nélida cuando el grupo estaba descansando y comiendo chucherías, les dijo: _a mi no me van a tener como alcahueta, porque yo siempre he sospechado que tú Lérida y Pedro tienen su trompo errollao y se pasan corriente. Ése no es mi problema, ustedes son mayores de edad y de este domicilio, como dicen por allí. Pero tú echándotela de “motolita” y quemando un mundo por abajo. Mija es mejor expresar lo que uno siente por un hombre y no es que esté enamorada de Pedrito, me pudiera gustar, lo malo sería quitarle el levante a una compañera y si se sabe así uno no se mete en peos con ella. Ella se molestó mecho y le gritó a Nélida no la llamara motolita porque no lo era. Pedro era un compañero y nada más, nunca hubo, hay o habrá nada entre ellos. Si quería podían empatarse, ya que se veía estaba babeada por él. Lo mejor era dejar las cosas de ese tamaño y no sabía si podría volver a estudiar con el grupo. Nélida la había ofendido y le costaría perdonarla. Se despidió de todos y se fue apurada. Pedro no la siguió, sino que esperó otro día para estar a solas con ella y le preguntó: _ Mi amor ¿Qué te pasa? Te pones brava de nada. Pareces un fosforito_ la interrogó el compañero enamorado. Con el seño fruncido y molesto. <> Muy molesta lo manoteó y se volteó violentamente para dirigirse a la parada de autobuses y marcharse a su casa. Dejando paralizado y sin palabras al moreno. El mundo se le abrió como un hoyo negro y se veía deslizarse por él hasta las capas candentes del subsuelo. <> Canturreando una melodía de una salsa de moda y con su “tumbao” característico de los panas del barrio, contorneándose y zumbando las manos a cada lado, decidió buscar y “echarle los perros” a Nélida, “la metía”<> Esperó la salida de clases y se le acercó <> le expresó el moreno manoteando las manos, haciendo su tumbao y acentuando sus palabras lentamente. _ Claro que si. Si va mi chocolatito de taza caliente. Pedro la toma por la mano y la guía a la parada de autobuses.Le indica tomar un autobusete de la línea que pasa cerca del Parque Los Caobos, se bajan a tres cuadras de los Museos, caminan y se encuentran con la caminería principal. Ya durante el trayecto fue “acondicionando el terreno”<><>le insinuaba la ardiente morena. Se le aproximó y se besaron frenéticamente. Se sentaron en un banco y abrazados, se daban besos y caricias interminables. Pedro le indicó que lo siguiera y se adentraron en una vereda, tupida con exceso de gamelote. Se acostaron sobre la hierba, la pasión y su excitación, apuró el acto de desvestirla. Se desquitó besando sus grandes senos y acariciando todo su cuerpo. Los cantos de los pájaros acompañaron los gemidos de satisfacción de ambos amantes. Se vistieron, sacudiendo el polvo y la hierba de la ropa. Salió él primero a la vía principal, luego salió ella. Afortunadamente no transitaba ningún alma por el lugar. Agarrados de la mano, corrían, saltaban y reían de felicidad. <><> La acompañó hasta la cercanía de su casa, despidiéndose con un beso apasionado. Pedro notó mayor intensidad en la iluminación del día. Los fuertes rayos del sol no le quemaban tanto como la intensidad de su pasión que ambos tenían. Al fin su corazón pudo latir más tranquilo y el canto de las chicharras lo percibió como o un concierto de violines. Alzó la mirada y las nubes le dibujaban arabescos fugaces. Se sintió caminando sin pisar el suelo. Cuando el amor se manifiesta, transforma nuestras percepciones de la realidad, fisiológicamente se generan cambios en nuestros sistemas y un aturdimiento maravilloso nos hace sentir, hacer y decir cosas de otra manera. Hasta que un cornetazo de un carro que frenó muy cerca lo asustó y tras el grito insultante del conductor fueron factores determinantes para integrarlo a su realidad. Al día siguiente volvió muy entusiasmado al Liceo. Saludó cariñosamente a Lérida pero ella no le contestó el saludo. Se sentó cerca de Nélida y le picó el ojo, sonriéndole. Al terminar la primera hora de clases, se le aproximó a “su empate” y la besó en la mejilla, muy cerca de los labios. Ella también lo besó. La abrazó y pasaron cerca de Lérida, quien decidió irse a la cantina a comprar su merienda. En el fondo de su alma, se sentía muy mal, las lágrimas brotaron, lavando su rabia, su rencor, su melancolía. Nunca se había sentido así por ningún hombre. Pero la rabia se acentuaba era por la actitud de uno de sus mejores compañeras<> Sus reflexiones lograron calmarla y al secarse las lágrimas pudo con voz serena y firme pedirle al cantinero: _ una empanada de queso, un jugo de lechosa y tres torontos. Se sentó en un banco y al comer lentamente, decidió más nunca sufrir por ese negro, ni por ningún otro hombre. <> Al saborear el último de los tres chocolates, se mezclaron los sabores amargos de la desdicha con el sabor dulce y quizás siempre amargo de la venganza solapada.

Tercer capítulo de la novela La motolita de Alberto Isaías Guilarte

Lérida, viste una blusa rosada con escote, sobresalen sus pechos ya formados a sus 14 Años, mide 1,65 metros, ya su contextura es fuerte, sus muslos son torneados y su pompi es abundante y parado. Su melena, al caminar se bate con el viento. Al dirigirse al liceo, pasa frecuentemente frente al taller mecánico de Juan Bernoconi, de 25 años, italiano con 15 años de residencia en el País, flaco, alto, rubio, nariz aguileña pronunciada. Está casado con una paisana, Gioconda, tienen dos niños varones de 8 y 6 años. Ellos viven en el piso de abajo del edificio donde también reside Lérida. Cada vez que pasa los obreros del taller y todos los hombres que están allí, le siguen con la mirada y la silban <>son los comentarios que hacen cuando deja su estela. Paulatinamente Juan, empieza a fijarse en ella, cuando la encuentra en el edificio y al verla pasar frente a su negocio. Su machismo latino se va a incrementando y busca las oportunidades para encontrarse a solas. La ocasión cuando uno la busca la encuentra y Juan le saluda preguntándole, sobre sus estudios y si no era impertinencia la invitaba a tomar un café con leche en la panadería, ubicada al lado del edificio. _Bueno, lo acepto porque usted es un vecino. Pero que conste que yo soy muy respetuosa con los hombres casados. Contestó balbuceando las palabras y bajando la mirada. _Mira “ragazza”, como decimos en Italia. Yo lo que quiero es ser tu “amicuo”. Yo también respeto a las señoritas, respondió el italiano tratando de ser muy convincente<> _ Muchas gracias señor Juan. Mi nombre es Lérida Gamarra Andrade, estoy estudiando 2° año en el Liceo “Andrés Bello”, Gracias por su invitación. Vamos pues a tomarnos el cafecito. Se dirigieron a la panadería y él pidió dos cafés pequeños. Ella no aceptó consumir más nada. Luego se despidieron y él al tenderle la mano, le retuvo la suya un momento más y le fijó su mirada en los ojos. Le auguró tener otra oportunidad como esta para conversar y se despidieron. Cuando llegó al taller, parecía flotar en las nubes y con su machismo latino exacerbado. Se ufanó con su personal sintiéndose con un gran privilegio de haber podido brindarle una atención a la “belisima pava”, que no aceptaba piropos o expresiones indecorosas contra ella, lo más probable era se empatarían lo más pronto posible, debían guardarle ese secreto, ya que si enteraba su mujer, botaría inmediatamente al bocón informante del chisme. A partir de ese momento estuvo muy pendiente para encontrarse nuevamente con la chica, la cual le motivaba una renovación de sus energías, un anhelo por verla constantemente y tener el privilegio de obtenerla como un trofeo a ser mostrado a sus subalternos, elevando su egocentrismo y autoestima exagerada. Para Juan pasaron cinco días y no pudo verla, los minutos y las horas le parecieron infinitas, estuvo encadenado al carruaje del tiempo el cual lo arrastraba inclemente perdiendo la concentración y atención a sus labores diarias, estaba en otro limbo y sus subalternos murmuraban diciendo <>.Hasta su mujer lo confrontó al notarlo ensimismado y ausente. Al interrogarlo sobre su conducta distraida y su mutismo, él le destacó que era debido a los clientes morosos los cuales le adeudaban más de dos millones de bolívares por trabajos efectuados, temía no poder cobrar ese dinero y la situación económica se le estaba haciendo difícil. <>. Juan la guía hacia su vehículo, un “Camaro” deportivo, de color rojo intenso, su carrocería está muy pulida e impacta a la acompañante. Lérida alaba las condiciones del vehículo, su color, su potencia y sus líneas. Juan se siente elevado y se toma esos piropos para él, enseguida su miembro se endurece y disimuladamente se mete la mano en el bolsillo derecho para agarrarlo y poder continuar normalmente. Le abre la puerta derecha y al estar pendiente de las piernas ella se abre y le deja ver su panty azul, el italiano se estremece y su corazón late a toda prisa y su piel se empalidece, le cierra la puerta, ella alza el seguro y al tratar de introducir la llave en la suitchera, ve sus hermosos muslos, la falda la había subido al máximo. Juan hizo un gran esfuerzo para conseguir la ranura de la suitchera y al encender el carro, salió lentamente para impresionar a su acompañante. Al recorrer dos cuadras, se atrevió a preponerle comer unos golfeados y cochino frito en la vía de la carretera “Panamericana”, por las bondades del frío, la belleza del paisaje y para cultivar su amistad. Su voz tardó unos minutos para salir, tosió y carraspeó, pero era en tono bajo, ella le expresó que no lo oía, aumentó el volumen respirando hondo. Enseguida Lérida le respondió afirmativamente y Juan no podía calmar su taquicardia, respiraba profundamente y se concentraba en la vía. Al transcurrir cuarenta y cinco minutos llegaron a una panadería que está en la citada carretera, muy famosa por sus exquisitos panes dulces. Juan le expresó iría a comprar los dulces y refrescos, se quedaría esperando en el vehículo. Al rato, regresó con una bolsa y dos refrescos. Le dio el refresco solicitado y ella se le acercó para recibir la bebida, al estar muy cerca su cara, le aproximó los labios y la besó. Ella le pasó su brazo derecho por su cuello y le dio un beso apasionado <> _Si Juan, lo que tú digas. Tú también me gustas y yo quiero estar contigo. Respondió Lérida jadeando de excitación y lujuria. Los refrescos se derramaron en el carro y lo condujo a gran velocidad hasta el primer hotel que encontró en la vía. Pidió la llave de la habitación, estacionó al frente y al entrar se encontraba una cama matrimonial frente al baño. No hubo necesidad de activar el aire acondicionado, por el frío del sector. Al cerrar la puerta, Juan abrazó y besó apasionadamente a Lérida. Ella le correspondía y lo acariciaba todo. Le notó que su corazón y lo acostó en la cama: << Cálmate, cálmate mi amor, despacio, despacio, hay tiempo para todo>>. Juan se fue calmando y ella lo iba desnudando. Él también le quitaba la blusa, la falda y su ropa interior. Al verla completamente desnuda, casi acaba. Ella lo calmaba diciéndole: <>. Y lo fue serenando. Juan la fue besando toda, ella se estremeció de placer al penetrarla, sus movimientos pélvicos en todas direcciones, lograron un orgasmo compartido. Juan gritó: _Madona mía que plachere más divino. Yo te amo “ragazza”. Yo te amo. Descansaron media hora y ella se le montó como un jinete y empezó a frotarle su pubis, el italiano hacía esfuerzos y por la emoción no pudo corresponderle. <> _ Así te lo prometo mi amor. Pero la próxima debes estar más tranquilo, menos atorao. O. K. Ahora me tendrás que dejar cerca del liceo. Esperaré a la última hora a una compañera y la invitaré para la casa para que nadie sospeche nada. Mi amor dame el número telefónico del Taller y para vernos otra vez yo te llamaré. Le inculcó Lérida, besándolo por el cuello y acariciándole el pecho. Se dan los últimos besos apasionados de despedida y salen del hotel, el vehículo se desplaza a una velocidad moderada y llegan a la cercanía del liceo. Se despiden hasta una nueva ocasión, no permite que la bese y cierra la puerta del carro, el cual se pierde a toda velocidad. Es la última hora de clases y espera que salga su compañera María Jiménez, se le acerca y le pide el favor de prestarle los apuntes de clases del día, además de acompañarla a su casa. La compañera se excusa por querer llegar temprano, Lérida le insiste y la convence. María trata de averiguar donde estuvo, ella da todas las excusas y la convence para que no la salga interrogando. Le paga el pasaje de la camioneta. Le convence para brindarle una torta de galletas, congelada y hacerle un batido de frutas. El próximo sábado la invitará al cine en el matinée con sus respectivas golosinas y refrescos. María acepta y se hace cómplice una vez más de las faltas y travesuras de su compañera. Llegan al apartamento de Lérida, pide la bendición a su mamá, pregunta por sus estudios y ella responde que todo va bien, algunos profesores “la tienen cogida con ella”, va a preparar una torta helada de galletas y un batido de frutas, revisa el refrigerador y encuentra una lechosa madura y la pica, le quita las conchas y la bota junto con las semillas, la licúa y le sirve en un vaso de merengada. María la interroga muy calladita, para saber donde estuvo y porqué se "había jubilado de clases” Ella le contestaba<>. Pasaron tres días y telefoneó a Juan. Un empleado preguntó <><>. Enseguida le atiende Juan y le pregunta cómo le ha ido, por sus estudios, por su familia y cuándo se volverían a ver. Ella le contesta muy pronto y espera su llamada. La pasaron muy bien y espera esté menos ansioso y más tranquilo. Juan le promete estar más sereno y cumplir más con su obligación de hombre. Se despide con “Chao Bambina. Hasta pronto amore”

viernes, 11 de octubre de 2013

Capítulo XXIII de la novela:"La motolita" de Alberto Isaías Guilarte

Lérida controló su embarazo con uno de los mejores obstetras de la ciudad, estuvo trabajando hasta los siete meses y cuando su vientre estuvo muy abultado. Manuel le prohibió asistir al Bufete, tomó sus casos y ella esperó en su apartamento la llegada de la bebé. Con anticipación su médico le había dicho el sexo de la niña, al hacerle un ecosonograma. Compraron ropita de niña, sus familiares y amigos le regalaron la cuna, coche y otros enseres necesarios. Encarnación se mudó al apartamento de su hija mientras ocurriera el parto y pudiese atender sola a la niña. La mimaba y la ayudaba en los oficios del hogar. Una madrugada Lérida sintió los dolores de parto muy fuertes y Manuel decidió llevarla urgentemente a la clínica. Encarnación no quiso quedarse sola en el apartamento y llamó a su casa para encontrarse todos para el momento del parto. Manuel por su parte avisó a su mamá y a la hermana. Al mediodía había nacido Fanny Josefina. La alegría y la euforia de todos los familiares era contagiante. Los abuelos muy “chochos” con la bella nieta, se disputaban los mimos y atenciones, cada uno quería tenerla en brazos y celaba a quien se la pedía para cargarla. María Andrade, tía de Lérida, llegó muy feliz a la habitación y abrazó y besó a la sobrina y a la niña. Enseguida le dijo a todos:_ yo no sé que van a hacer, yo seré la madrina principal de Fanny. _ Así será comadre. Manuel te quiere mucho ¿verdad mi amor estás de acuerdo? _ le contestó Lérida. _ Claro que si ¿Dónde voy a conseguir una comadre como ésta? _ le dijo Manuel. El viejo tiempo va arreando su carruaje y cada uno de los mortales lo percibimos va pasando muy aprisa si los acontecimientos son gratos y muy lentos si son trágicos. Cuando Fanny cumplió tres años nació Luis Enrique. Este niño con el tiempo era muy respetuoso, servicial, obediente y muy cariñoso. Los niños fueron creciendo y Lérida los dejaba al cuidado de su madre mientras ella trabajaba, al caer la tarde, los pasaba recogiendo y los llevaba al apartamento. Era la rutina generalizada de la mayoría de las madres trabajadoras. Los abuelos consienten a los nietos y entre las dos formaciones, los niños manipulan para conseguir sus propósitos. Lérida fue sobreprotegiendo a su hija y generalmente estaba en desacuerdo con Manuel en reprenderla, las salidas a la calle y otras decisiones que debían de tomar de común acuerdo. Si Manuel le prohibía ver algún programa de televisión, cuando él no estaba ella la dejaba verlo y así en muchas cosas. Fanny fue tomando el modelo de la motolita, hacer las cosas a escondidas y aparentar rectitud. Pasaron 10 años y Fanny asiste a un Liceo privado, estudia el séptimo grado. Tiene dos amigas: Magaly e Iris, ambas hijas de profesionales de la clase media. Todos sus padres las llevaron a un matinée que se realizaría en el liceo de 11:00 A. M. a 3: 00 P. M., las niñas disfrutaron de la fiesta y media hora antes de que finalizara tres compañeritos las invitaron a un apartamento cercano donde vivía uno de ellos, el cual había planificado el plan con sus otros dos amigos. Sus padres había viajado al interior del país para solucionar un problema urgente y a las 6:00 de la tarde, lo iba a acompañar la abuela, tendrían tiempo suficiente para estar solos con las tres chicas. Las motivaron a conocer la vivienda y regresar antes de la hora de culminación a la fiesta. Fanny entusiasmó a sus amiguitas y aceptaron la invitación. Las tres parejitas subieron y cada una se había “empatado” con el compañero respectivo. Cada pareja buscó un sitio para estar solos. Fanny correspondía los besos y las caricias de Marcos, quien al estar excitado la penetró y ella se mordió los labios para no gritar del dolor. Se limpiaron y luego de esperar a los otros compañeros, regresaron a la fiesta. El inicio de un ciclo amoroso en la vida de Fanny, también a temprana edad, va conformando el guión heredado de la madre. _ Mami me divertí mucho en la fiesta, bailé bastante con mis compañeritos y todos nos portamos muy bien_ le informó regocijada Fanny a su mamá. _ ¡Que bueno hija! Yo sé que tú serás una mujer triunfadora, segura de ti misma y te parecerás mucho a mí_ le dijo Lérida optimista. En otra oportunidad. Marcos al ser correspondido invitó a Fanny a jubilarse del Liceo y asistir otra vez a su apartamento, sus padres volvieron al interior e iban a estar solos, nadie los iba a molestar. Ella lo aceptó porque le gustaba Marcos y en su sangre le corría la pasión. Penetraron al apartamento, cuidándose de no ser vistos por algún vecino. Los preadolescentes se comieron a besos y las caricias desbordaron el muro del recato. Ella le aconsejó ponerse un perservativo. Él se acordó haber visto uno en la mesita de noche de sus padres, al encontrarlo se lo colocó y ambos disfrutaron al máximo este encuentro. Y como hija de gata estaba ya cazando ratones. En muchas oportunidades Lérida y Manuel discutieron el modo de criar a Fanny; Manuel le recriminaba su sobreprotección y el dejarla hacer muchas cosas que él le tenía prohibido. Al cumplir 15 años Fanny sus padres le organizaron una fiesta en el salón de festejos, asistieron la mayoría de sus compañeros de clases. Manuel se sintió por las nubes bailando el vals con su hija. Marcos estaba presente y también fue uno de los que bailó El vals con ella. Fanny estaba radiante con un vestido largo, de color azul claro, tenía un moño y su pelo trenzado. Los muchachos bailaron sin cesar los bailes de moda. Los adultos de vez en cuando salían a bailar, cuando la música era de su época. Marcos invitó a Fanny a ir al pent house, de esa manera se podían dar unos cuantos besos en el ascensor, así y lo hicieron y la abuela Encarnación le preguntó delante su mamá: _ Fanny ¿Dónde se metió usted con ese joven que hace rato no la veo en la fiesta? Mire tengo mucho cuidado que los muchachos de ahora son motolitos, tiran la piedra y esconden la mano_ _ Mamá te agradezco no le vuelvas a decir a mi hija motolita, ella nunca será así_ le contestó Lérida molesta. Esta acción marcó definitivamente el destino de Fanny, quien como toda buena motolita “quemaba el mundo escondiendo el tizón”. <> Pesó Fanny y se hizo propósito de investigar el significado de la palabra y si le convenía ser o no una motolita. Fanny aprueba el noveno grado, los profesores del liceo organizaron una fiesta vespertina y los jóvenes bailan todo tipo de música, pero especialmente las canciones en idioma inglés. Antonio García, un compañero de clases, ha bailado varias veces con Fanny y cuando suena un bolero le dice: _ Fanny durante todo el año tú me has atraído y me gustas muchísimo. Y tú ¿Qué sientes por mí?_ _ Antonio tú también me gustas_ le contestó emocionada Fanny. _ Entonces si nos queremos los dos, vamos a empatarnos_ emocionado le contestó Antonio. _ Claro que si, vamos a empatarnos_ le susurró Fanny. Se besaron disimuladamente en las mejillas y al salir al jardín, lo hicieron juntando sus labios intensamente. Antonio estaba muy emocionado y se acordó de la cantina, estaba cerrada, la puerta la habían abierto en algunas oportunidades con un carnet para robar golosinas, la convenció de ir al final de las canchas deportivas, donde estaba ubicada y después de cerciorarse de no ser vistos, introdujo el plástico y abrió la puerta. El sitio no era tan oscuro. Los besos y las caricias juveniles son el magma del volcán de los deseos, queman todo a su paso y no hay nada que lo apague sino la realización del acto amoroso. La parejita una vez complacida, volvieron a la fiesta, cada uno separado y volvieron a bailar, como si nada hubiera pasado, sin remordimientos, sin culpas. Todo lo hacen de manera natural y menos mal que nadie los vio penetrar en la cantina. Fanny encontró la definición de la palabra motolita y al disfrutar de sus amores desenfrenados en este estilo “a la sombra”, lo prohibido la excitaba más, le fascinaba romper las normas morales y los convencionalismos sociales. Había una fuerza en su interior que la inducía a aceptar invitaciones de sus pretendientes para compartir sexo. La vida es como una novela de la televisión y ella era la actriz principal., actuaba para seguir fingiendo era recatada, señorita, pura e inmaculada. Alguna vez un personaje de una película había dicho: lo importante es no ser el primer hombre en la vida de una mujer sino el último. Y ella practicaba ese principio diciendo: lo importante no es ser la primera ni la última mujer en la vida de un hombre sino ser su mujer. Lérida no propició otros encuentros sexuales con otros hombres, se había convencido de vivir una vida cristiana, de acuerdo a las enseñanzas bíblicas, a través de la iglesia donde acudía a misa con su familia, hacía obras de caridad. No solo con el propósito de sentirse muy útil y valiosa, lo hacía tal vez inconscientemente para lavar sus culpas y sus pecados. Era muy apreciada en su comunidad y profesionalmente ayudaba a los que no podían pagarle sus honorarios. Mientras que su hija Fanny en pleno ascenso a la plenitud de la vida, iba aspirando a encontrar momentos placenteros para disfrutarlos al máximo. Si tú eres una motolita recuerda que en nuestra doble moral que vivimos, alguna vez el boomerang de las culpas te llegará a tu mano y el destino cobrará las facturas que no pagaste.

Capítulo XXII de la novela " La Motolita" de Alberto Isaías Guilarte

Los esposos y colegas tienen bastante trabajo en sus respectivos bufetes. Ya tienen año y medio de casados, por sus múltiples ocupaciones y especialmente por sus estudios, se han cuidado de tener hijos. Una tarde llegó Lérida temprano a la Universidad, cuando caminaba por un pasillo se encontró con el profesor Raúl Manrique. Su corazón se le aceleró, le sudaban las manos y varios temblores en sus miembros le indicaron que temía a ese hombre o que se descubriese lo que había pasado entre ellos. _ Buenas tardes. Dichos los ojos que la aguaitan mi querida alumna. No nos volvimos a ver desde la última vez que estuvimos juntos y la pasamos muy bien. ¿Cómo estás mi amor? Cuéntame ¿Qué ha pasado en tu vida? _ Bue…nas tardes Profesor Manrique. Usted siempre tan pintoresco. Profesor por favor no me diga mi amor porque ahora yo soy una mujer casada, mi esposo es colega y estamos haciendo juntos el postgrado. Y usted ¿Se casó? _ su voz la delataba muy nerviosa. _ Cálmate. Te siento muy nerviosa. Te felicito por tu matrimonio. Yo no me he casado aún. Parece que no me tienen paciencia, no me quieren como es debido o aún el destino no me ha enrolado en ejército de los hombres “monocucos” _ le contestó su antiguo amante. _ Bueno Profesor ha sido un placer el haberlo visto. Hasta luego _ le insinuó Lérida tratando de despedirse de él. _ Un momentito Lérida, no te vayas te invito a tomar un café en el cafetín que está cerca de aquí y conversaremos un poco, ya que teníamos tiempo sin vernos. Yo no creo que tu esposo sea muy celoso y además no estamos haciendo nada malo_ le expresó Raúl dándole seguridad y confianza para continuar conversando. Ella aceptó la invitación y se tomó un café con leche grande. Raúl conversó de muchos temas de actualidad y le propuso probar la resistencia de ambos, para ello deberían ir a bailar y estaba seguro conservarían su distancia y él le respetaría su condición de mujer casada. A Lérida un reto de esa naturaleza era la máxima prueba para saber si iba a respetar a Manuel. Nadie la retaba y ella iba a probarle a Raúl y a si misma que su relación fue parte de un pasado muy bonito, el era el secreto compartido y nadie lo iba a develar. Sacó el celular de su cartera y le informo a Manuel tener una reunión con un cliente, su defensa le iba a proporcionar una suma de dinero altísima, no asitiria a clases y se verian en la casa. Aceptó la invitación, luego de acordar asistir a un sitio nocturno conocido, cada uno en su carro, se dirigió a la discoteca conocida por ellos. Cuando Raúl pidió los tragos, ella decidió tomar wisky. Brindaron por el encuentro y cuando sono la música suave, el la invito a bailar. El contacto de los cuerpos activó la química que siempre los había magnetizado, estaba latente en el tiempo y hoy fue como tocar el botón del ascensor y llegar rápidamente al pent house. Ella tenia esa facilidad para hacer movimientos para adelantar su parte baja, le sacaba su pubis, y el lo frotaba con su miembro muy excitado. Sus bocas se encontraron en un beso intenso. Pareciera que hubiese sido ayer su ultimo encuentro y lo decidieron continuar hoy. _ Lérida nunca te olvidare, siempre te recuerdo y esto es lo máximo y no aguanto las ganas de estar contigo mi amor_ le decía ella jadeando de placer. _ Entonces nos vamos a un nidito de amor de inmediato_ se apresuro a decirle Raúl. _ Claro que si amor vamos ya. El enamorado pago la cuenta y decidieron dejar el carro de ella en un estacionamiento en la cercanía de Plaza Venezuela, ella abordó el carro de el y llegaron a un hotel. Las caricias, besos y las frases de amor recíprocas permitieron traspasar los límites de lo sensato y extasiados por la pasión decidieron culminar el encuentro maravilloso de esa noche. Al llegar a su apartamento, se baño, cepillo sus dientes e hizo gargarismos varias veces, no sabia si era la culpa o para quitarse el olor y sabor de la bebida. Recibió a su esposo con muestras de excesivo cariño, le preparó una cena y le informó que uno de los empresarios que había defendido le envió un cliente y este le había invitado a conversar en un restaurante, como el señor estaba muy nervioso por la situación que confrontaba, había pedido dos wiskis y ella para no despreciarlo lo aceptó. El caso le parece es un desfalco de la caja de la empresa, pero el señor es muy inseguro y no sabe si le daría su caso, como extranjero teme por su vida ya que los culpables pudieran hacerle daño al ser descubiertos. Manuel le creyo su farsa y le facilitó lo apuntes de clases, le hizo una explicación intensiva de lo visto esa noche. La motolita una vez mas se sentía dominaba al mundo, ni la mejor actriz tenía el poder del convencimiento y la perusasion innata en ella. Gozaba con sus pensamientos justificando no haber hecho nada malo, la infidelidad si es persistente es negativa. Lo que hizo fue cerrar un ciclo de su vida al despedirse de su antiguo amor, ya que no pudo resistir la prueba y todavía quedaba fuego en esa fogata. Se acordó de una pared pintada con esta frase: los cachos no duelen. Si esa era la despedida de esa relación. << Coño no tengo fuerza de voluntad para resistirme a otra relación. Es que Raúl me daba una nota increíble, yo todavía estaba enamorada de es como una pendeja quinceañera… Pero mira carajita inmadura…ten cuidado y no vaya a ser que pierdas el chivo y el mecate>> Se tomo un tranquilizante pensando iba a tener pesadillas esa noche. Olga su socia, se casó con su antiguo compañero Efrén. Ella fue la madrina de bodas, de acuerdo a la lista de regalos, le hicieron el mejor. Junto con Manuel, sus padres y hermanos disfrutaron de la extraordinaria fiesta a todo lujo que se efectuó en una casa de festejos del este de la capital. Los recién casados se fueron de luna de miel a Europa por una semana. Lérida se quedó dirigiendo las actividades del bufete, como socia principal. Al regresar de su luna de miel, le trajeron unos regalos. Y la puso al tanto de todos los acontecimientos ocurridos durante su ausencia, a las citas y trámites que había acudido en su nombre. Una mañana Olga la invitó a su oficina y le propuso que iban a defender entre las dos a varios socios de una empresa, en la cual había dos bandos, el grupo que las contrataría a ellas, estaba al mando de Pedro Amundarai y los que presuntamente estaban malversando fondos en la misma. Aceptó la propuesta e iniciaron las entrevistas para conocer los hechos. Se dividieron el trabajo de investigar a los sospechosos, si había dos contabilistas en una oficina, cada una entrevistaba a ese personal y también lo hicieron con el personal obrero. Naturalmente cada bando acusaba de corrupto al contrario, ellas comparaban y discutían los relatos, las pruebas, evidencias, etc. Ramón Agudelo, alto, corpulento, moreno, nariz y labios gruesos, de pelo negro y con bigote. Es uno de los socios sospechosos, invitó a conversar con Lérida en su oficina. _ Es un placer para mi conocerla mi estimada doctora, me han contado de que es reconocida entre algunos comerciantes o empresarios que los han estafado o como decimos en criollo le han hecho ”quiquiriguiqui”_ la trato de alagar el socio de la empresa. _ También me complace en conocerlo señor Agudelo y modestamente me encanta ayudar a los que solicitan mis servicios. Lo importante es hacer las cosas excelentes y a corto plazo eso le da grandes satisfacciones a una. ¿En que puedo ayudarlo? _ le sonrío y lo motivo a exponerle sus planteamientos. _ Doctora Suárez voy a ir al grano y como el que no se arriesga puede ganar como puede perder. Mi grupo a lo mejor se revelara en posición no ventajosa con respecto a los colegas socios que las contrataron a ustedes dos, es posible que puedan aparecer hechos y evidencias que nos pueden llevar a prisión. Yo le propongo se alinee con nuestro grupo, para ello se ganaría la cantidad de 50.000.000,00 de Bolívares, que cobraría un testaferro de su exclusiva confianza. Le puedo suministrar integrantes de mi personal que atestiguarían en contra de los clientes suyos, nuestras evidencias y pruebas las hemos blindado y tenemos “socios” en la Policía Científica y en los Tribunales _ le puntualizó el “cappo” viéndola fijamente a los ojos y con una gran convicción. _ Señor Agudelo si analizo su propuesta en la balanza de mis convicciones, eso lo podría catalogar de soborno y extorsión. Pero en su escala de valores, es parte de un proceso comercial para poder ganar-ganar y me convencería y jugaría para su equipo, si usted amablemente elevara a cien millones mis honorarios profesionales _ le contestó irónicamente la motolita pensando que no le aceptaría esa cantidad. _ Fíjese Doctora como se da la ley de la oferta y la demanda en todo negocio. Acepto esa cifra y estoy seguro que el caso lo ganaremos nosotros _le dijo riéndose y dándole la mano derecha para cerrar el trato. _ Claro que si Señor Agudelo vamos a ganar este caso. No es conveniente que me vean hablar con usted, por lo que una persona de su confianza debe telefonearme a este número de mi celular para darle el nombre de la persona que cobraría ese monto. Hasta pronto señor Agudelo _ le afirmó la abogada. _ Gracias mi estimada Doctora. Al tener el nombre de la persona de confianza suya y el número de la cuenta bancaria, se le depositaría el dinero en dos partes, la primera al inicio del juicio y la otra cuando salgamos inocentes de esas acusaciones _ contestó el moreno. Se despidieron dándose un apretón de manos. En el trayecto a su casa Lérida pensó en su tia Maria Andrade para que en su cuenta le depositaran el dinero. La convencería ofreciéndole diez millones de Bolívares. Le informó a Manuel que concretó un negocio muy bueno con el cliente que le aceptó el wisky, la vez que falto a la universidad. Se ganaría una alta suma de dinero y podrían comprar mobiliario para su apartamento y viajar al exterior. Manuel se alegró mucho y le manifestó: _ Mi amor querido si así llueve que no escampe. Lérida un sábado en la mañana convencido a Manuel de ir sola a visitar a su tia María Andrade. Llegó al apartamento y la tía se contentó mucho con su visita. _ Mi querida sobrina voy a hacer una raya en la pared en señal de que me estas visitando. Tenías tiempo que no me visitabas, ahora que eres de la “Jai”no visitas a tu familia. Mira que yo soy muy sincera y te digo que es lo que siento sin tapujos. Algo traes entre manos! Ojala que no sea entre piernas vagamunda! _ le dijo Maria burlándose de ella. _ Caramba tia, tu sabes que nosotros por nuestros trabajos y estudios estamos muy atareados y casi no nos queda tiempo para nada. Hoy pensé en ti y te vine a proponer un negocio muy secreto que nadie debe enterarse _ le dijo la motolita excusándose. _ Pasa y siéntate para conversar acerca de tal negocio ¿Quieres un jugo natural o un cafecito? _ la invito a pasar la tía. _ Bueno por favor dame un jugo natural _ le respondió Lérida. La abogada le manifestó iba a defender a unos comerciantes y no convenía que sus honorarios profesionales le fuesen depositado directamente en su cuenta bancaria y había pensado en ella, para favorecerla le regalaría diez millones de Bolívares. No debía preocuparse por el origen del dinero, el cual no provenía ni de las drogas, ni de la delincuencia, lo que pasaba era a veces se hacían “jugadas maestras” y alguien salía favorecido en los juicios. Maria le expreso su temor por el tipo de juicio a llevar a cabo por ella y si ninguna de las dos iba a salir perjudicada en el futuro. Le dio seguridad y confianza para que le facilitara su cuenta de ahorros. Le datallo que le harían un deposito de cincuenta millones cada uno y cuando le hicieran el ultimo, ella le sacaría noventa millones y lo depositaria a su cuenta. La volvió a calmar diciéndole tuviera confianza en ella y así podía comprar muebles para su apartamento o hacer con ese dinero lo que ella quisiera, su propósito era ayudar a la familia y este diezmo en primer lugar le correspondía a una de las tías mas querida por ella. Se despidieron una vez que le anoto en el papel el número de la cuenta de ahorros. En el bufete Olga la invita a conversar en su oficina y le dice: _ Chama el grupo de los socios de Pedro Amundarai tiene pruebas contundentes contra los de Ramón Agudelo y vamos a demandarlos esta semana. ¿¨Que opinas tú? _ Si yo también estoy de acuerdo y debemos hacerlo lo más pronto posible _ le recalcó Lérida. Salio de la oficina y telefoneo a Ramón Agudelo y le informo que se anticipara en tener las pruebas “amañadas” a la mano y que en esta semana ellas los demandarían, al saber cual iba a ser el tribunal, se lo informaría para que un abogado de su confianza le introdujera las pruebas a fin de contrarrestar sus evidencias. Así lo hizo. Su tia la telefoneo cuando chequeo su saldo de la libreta y comprobó le había efectuado el primer deposito por los cincuenta millones de bolívares. Con las pruebas retocadas y testigos falsos, Lérida informando las estrategias que ellas llevarían a cabo, el juicio lo perdieron. La tia María le informo haber recibido el segundo depósito y en el transcurso de esa semana le transfirió el monto a su cuenta. Lérida llegó muy contenta al bufete un lunes del inicio de la semana siguiente. Olga la invitó a hablar muy seriamente en su oficina, su rostro estaba rojo y denotaba enojo. _ Doctora Lérida Gamarra de Suárez, fíjese que entre cielo y tierra no hay nada oculto. Por fuentes fidedignas y así como en las policías y en los ejércitos tienen su “inteligencia”, yo me he hecho la mia y te descubrieron “motolita” del carajo. Nos jugaste sucio y estuviste en la cuerda floja, yo no te puedo probar en cuanto te compraron y me imagino fue un gran “biyuyo”.Yo que he sido tu mejor amiga, tu confidente, tu compañera del alma y ¿Cómo es posible que tu tengas que venderte y hacerme esta cochinada? Hasta aquí llego nuestra amistad y nuestras relaciones profesionales, ya no vamos a ser mas socias. Te vas inmediatamente de mi bufete. Por favor no me digas nada y jamás me vuelvas a dirigir la palabra _ le gritó Olga con mucha rabia. _ Pero déjame explicarte Olga _ le contestó Lérida tratando de defenderse. _ Te dije que no te voy a oír y recoge tus cosas en el acto y te vas _ le volvió a gritar Olga. Lérida se puso pálida, las piernas le temblaban y le costaba dar un paso, abrió su oficina y en unos archivadores de plástico, metió todas sus pertenencias, arrastro hasta el ascensor las dos cajas y las metió en la maleta del carro. Llegó a su apartamento y telefoneo a Manuel para invitarlo a almorzar en un restaurante del Este. Al llegar Manuel, lo beso en la boca y al verla le pregunto: _ ¿Mi amor que te pasa que te veo triste y preocupada? _ Olga termino nuestra amistad. Le creyo mas a un mafioso que a mi. Te acuerdas el caso que perdimos recientemente. Le fueron con cuentos chinos, no me dio lugar para mi defensa y me echó de su bufete. Se acabó la amistad y nuestra realacion profesional_ expresó con dificultad la motolita luego de conservar la calma y enseguida los sollozos no la dejaron seguir hablando. Abundantes lágrimas rodaban por sus pómulos. Tal vez era la primera vez que lloraba y expresaba dolor espontáneamente. _ Mi amor cálmate. Toma mi pañuelo y sécate que se corrió la pintura de los ojos. Acuérdate que en esta profesión tenemos momentos muy desagradables y difíciles. Despues de tantos años juntas y siendo uña y sucio. Te comprendo, no te preocupes, juntos montaremos un bufete. Este bien _ la consolaba Manuel besándola repetidamente. Al mes alquilaron un apartamento en el centro de la ciudad, compraron muebles de estilo moderno y contrataron a una secretaria. Lérida cancelo todos los gastos con el dinero fruto de la separación de Olga. Invirtió en publicidad en los medios impresos y mandaron a repartir propaganda en los tribunales y por toda la ciudad. Paulatinamente fueron incrementando sus clientes y las ganancias.Vivian bien y se daban todos sus gustos. Una noche Lérida le dijo a Manuel: _ Mi amor siéntate que te voy a dar una excelente noticia: ! Vamos a ser padres! Estoy embarazada. _ ! Mi amor me haces el hombre más feliz del mundo! _ le contesto Manuel besándola. Telefonearon a todos los familiares y amigos. Acordaron hacer una reunión el próximo sábado: Los padres de Lérida y la mama de Manuel se presentaron con ropita de niños y les desearon muchas felicidades.

martes, 8 de octubre de 2013

Capítulo XXI de la novela " La Motolita" de Alberto Isaías Guilarte

Lérida y Manuel habían comprado un apartamento lujoso en una urbanización del este de la Ciudad. Un sábado en la tarde decidieron invitar a los padres de ella, la señora Teresa de Suárez, su suegra, a su hermano, a su cuñada Gloria Suárez y su tía María Andrade. Allí les mostrarían las fotos del matrimonio, de la luna de miel, entre los dos habían preparado un arroz con pollo, ensalada, servían cerveza y wisky. Les narraron los sitios turísticos de Aruba, sus anécdotas y Manuel los hacía reír con sus chistes. Luego de tomarse una docena de cervezas, Pedro Gamarra Pérez dejó a un lado su timidez y les preguntó: _ ¿Cuál es el fantasma que nace cada noche y muere con el alba? ¿A que no me la adivinan? La señora Teresa, alta, morena, delgada, de pelo negro, nariz perfilada, también es muy extrovertida y echadora de bromas, le contesta: _ Gasparín el fantasma de las comiquitas…Jua..Jua..Jua_ riéndose a carcajadas. _ ¡Mamá es algo serio! No ves como lo pregunta el señor Pedro _le contesta la flaca Gloria, de pelo teñido de amarillo, de ojos negros, labios carnosos y busto abundante. _ ¡Carajo para mi son los espermatozoides! Esos bichitos no duran mucho_ le contestó la simpática María. Todos se reían a carcajadas y el gocho Pedro se sentía muy contento de propiciar la alegría en esta reunión. Jesús Enrique, también “alebrestao” por la docena de cervezas que se tomó respondió: _ para mí son los celos, esos bichitos se hacen de día y cuando uno está chévere con su pareja en la noche, se mueren para nacer el día siguiente cuando lo vuelven a celar a uno o a una. _ ¡Qué va nadie adivinó! Apréndanselo para que no los vuelvan a ser caer por inocentes. Es la esperanza. Eso lo encontré en la novela "Turondot” de Giacomo Puccini. Así como lo oyen y lo mientan_ contestó muy regocijado Pedro. Manuel rápidamente hace de esto un chiste diciendo:_ Carajo suegro yo te felicito, porque a pesar de no haber ido a la universidad más científica del mundo, donde entran gochos y salen doctores, usted se las traía escondiditas. Todos largan la carcajada y Pedro arruga la cara y contesta:_ Mire yerno, vea usted y respete oras, porque la Universidad de los Andes es una de la más reconocida de América oyó. _ Suegrito querido, ya usted debe saber que son echaderas de bromas para pasar un buen rato y yo a ustedes, no porque están presente, los quiero muchísimo_ contestó Manuel dándole un abrazo a Pedro, Encarnación y a su cuñado. María enseguida tomó la palabra y les dijo: _ Querida familia ahora que me acuerdo quiero relatarles varios hechos de la vida real que pasaron en los Andes, sin ánimos de estar echándoles leña a la candela, sino que es muy interesante estas anécdotas y nos dan varias moralejas. _ Ya va hermana, antes que tu empieces con esas historias tan interesantes que tu cuentas, no puedo quedarme callada y preguntarle esta adivinanza: ¿Qué arde como la fiebre cuando recuerdas las grandes acciones pero se enfría con la muerte?_ le preguntó al grupo Encarnación muy sonreída. _ Suegrita, ahora si es verdad que usted me ponchó _ respondió Manuel rascándose la cabeza. _ Cónchale mamá no sabía que tú también te aplicas con la lectura y con las adivinanzas. Esa tampoco yo la sé_ contestó Lérida sorprendida. _ Nos rendimos contestaron todos. _ La respuesta es la sangre. Así de simple, yo también aproveché de leer la novela que dijo mi amor querido_ contestó Encarnación burlándose de todos y riéndose a carcajadas. _ Atención. Atención yo vuelvo a tomar mi palabra y estén muy alertas. En un pueblo muy bonito de los Andes, con mucho colorido, vegetación abundante con sus hermosas flores de todo tipo, casas de bahareque, techos de tejas, enclavadas en calles empinadas y calles hacia abajo, vivía una señora proveniente de una honorable familia de ese pueblo. Allí distinguían a los habitantes como los de “la calle arriba” y los de “la calle abajo”, una esquina era la frontera divisoria para establecer su procedencia. Los de “la calle de arriba” eran despreciados por su condición social, cultural y económica, pero fundamentalmente por el primer factor. Los patrones rígidos y casi decisorios como si vinieran de la Inquisición, consideraban un delito mantener amistad con ellos y era una proeza o casi imposible la celebración de una boda, ya que la familia se constituía en un bloque opositor, un tribunal casi parecido al presidido por el célebre Torquemada, que no cedía ni un milímetro en sus decisiones. Una señora que les voy a describir vivía en la “calle de abajo”. No le paraba al que dirán, vivía una vida desenfrenada, desordenada y tenía un record, como cualquier deportista, de tener muchos amantes en su colección, quienes venían de diferentes condiciones y estatus sociales. De esas uniones inestables procreó 2 hijos morochos, un varón y una hembra, producto de la relación con un sacerdote que ejercía su apostolado en ese pueblo. _ ¡No puede ser! _ interrumpió asombrada la señora Teresa, tapándose la boca con la mano derecha. _ No te digo que vivimos con los patrones de una moral victoriana_ aseveró Gloria. _ Sigue tía que este relato está interesantísimo y yo quiero saber el desenlace_ opinó Lérida moviendo las manos nerviosa y en señal de que continuara. _ La dama en cuestión frecuentaba la iglesia vestida muy llamativa, usaba una mantilla blanca, como las que usaban las españolas en misa. Exageraba su fervor religioso, rezando con aparente devoción y concentración. De esta manera motivaba la curiosidad, la admiración y la incredulidad de quienes la conocían, sobre todo por su vida licenciosa, pecadora y amoral. Ella crió a una sobrina, hija de un hermano. Hoy en día es una médica muy reconocida, especialista en Traumatología, vive en Nueva York. Ésta médica trabajó y llegó a ser la jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Vargas de Caracas. Dicen que hijo de gata caza ratones y la doctorcita, sigue su mismo patrón de su madre de crianza, su conducta la imita, no sé si por ósmosis adquirió ese comportamiento o fue la influencia del ambiente en que transcurrió su vida, marcaron su niñez, su adolescencia, en fin su juventud. Esta motolita tiene varios divorcios, sus esposos la demandaron por causas que provocaron comentarios muy desfavorables y perjudiciales a su reputación, tuvo amantes y los cachos de sus esposos eran más grandes que la cornamenta del papá de Bambi, el venado de la famosa película de Walt Disney. _ No puede ser tía…no puede ser_ decía Lérida tratando de asombrarse ante este relato y haciéndose la inocente. _ Así son las cosas mi amor: Hay mujeres que por sus traumas psicológicos y por su formación naturalizan los hechos abominables que realizan y lo hacen como si no quiebran un plato_ le destacó Manuel. Lérida se estremeció my su piel se erizó, no era causal este relato, se estaba viendo en ese mismo espejo y nada ni nadie la descubriría, porque si se quitaba su disfraz su vida rodaría como una piedra por el suelo. Debería mantenerse circunspecta, aparentando ser pura, limpia, casta, incorruptible, conservando su imagen como el agua, limpia, pura, inodora e insípida. También en su mente se ordenaba no solo tomar riesgos sobresalientes de los animales para sobresalir sino también mecanismos de defensa, la cubrían con un manto protector y asumía una conducta con una proyección del símil del elemento vital para el ser humano. _ No se me distraigan y sigan prestando mucha atención señores. Y sigo con el relato_ les llamó la atención María Andrade _ Cuando la doctora vivía en Caracas estuvo a punto de destruir el matrimonio de una conocida mía, la perversa era más culpable que su seducido. Su primer esposo fue un celebre escritor andino, un hombre de una calidad humana asombrosa, no merecía el engaño y la traición. Su literatura se hizo famosa y es reconocido internacionalmente, ha dictado muchas conferencias en muchas universidades del mundo. ¡Si los cachos se les brotaran a los engañados! ¿Cómo se hubiera puesto el birrete el pobre hombre? De su matrimonio nacieron dos hijos, un varón, destacado ingeniero residenciado en Salamanca (España) y una hembra, que desafortunadamente penetro en el paraíso perdido de las drogas desde casi era niña, ella vive en Nueva York, al lado de su madre. Esta mujer va a dar a luz pronto y ojala que el niño nazca sano, porque ella dejo las drogas. El ultimo esposo de la susodicha, al que esta unido en apariencia, también es un medico cardiólogo, mucho mayor que ella, esta residenciado en Caracas y esta enfermo del corazón. Uno de los amantes de la doctora es sobrino de su actual esposo. Si se imaginan que dicha mujer pudiera ser amargada, déspota, agresiva… no pues se equivocan, al contrario es una mujer dulce, educada, de modales refinados y sin ser una pianista profesional interpreta el piano muy bien. Es para que vean ustedes familia, el contraste entre una personalidad en polos opuestos y contradictorios. No será que esta demonia tiene dones para engañar a la gente y aparenta ser un ángel, servicial y la procesión va por dentro. Si recordamos a la madre de crianza era totalmente diferente a ella, dos personalidades antagónicas, era una chismosa enfermiza y todas en el pueblo siempre comentaban que cuando ella muriera tenían que comprarle dos urnas: una para su cuerpo y otra para su lengua viperina. Como los he mantenido atentos con mi cuento, no quisiera dejarlos solo con este también relatarles otra historia de la vida real que paso de verdad, estos no son cuentos, pasaron y sucedieron o están sucediendo a diario y de ellos debemos sacar una aprendizaje para no dañar a terceros. Dos hermanas muy pequeñas quedaron huérfanas de padre y madre. La mayor se caso y se llevo a la más pequeña para terminar de criar. Cuando estuvo señorita se enamoro del esposo de la hermana, a quien debía considerar su madre de crianza y al ser correspondida por el iniciaron un romance novelesco. La señora durante varios años soporto esta terrible situación, que tenia como escenario su propio hogar, hasta que al fin la “motolita” se fue del hogar para poder vivir abiertamente con su cuñado, sin cuidarse de las apariencias, ni mucho menos del dolor de su hermana y se comentaba que como la distancia de las dos casas era poca, se colocaba cerca de la ventana hasta altas horas de la madrugada para ver desde allí la camioneta del esposo. Era como un alma en pena saliendo para denunciar al mundo la traición de su “hija de crianza”. _ Perdone que la interrumpa tía, pero es q ue me parece inaudito que puedan haber seres de esa calaña haciéndole daño a su familia, ni siquiera a otros desconocidos, como dice el refrán el que le pega a su familia se arruina _ le interrumpió Lérida. En su conciencia le retumbaba la palabra motolita y se acordaba cuando en muchas ocasiones la llamaron así, su propia tía le mostraba indirectamente su retrato o estos relatos la describían, la desenmascaraban a ella y en su patología sus mecanismos de defensas la protegían para no hacer una crisis psicológica. _ Es que sobrina tampoco se justifica el daño a los que no son de la familia o a unos desconocidos como dices tú. Ustedes como abogados tienen mayor preparación y conciencia para saber lo que es delito, las faltas, las traición, el engaño y todas esos factores que puedan destruir un hogar, una familia o a personas individuales. Pero déjame terminar mi relato_ recalcó María Andrade y siguió describiendo estos acontecimientos reales: _ Pasaron muchos años, la hermana agraviada murió y en el pueblo comentaban que fue debido a su sufrimiento, por lo cual aligeró su fallecimiento. Los amantes no tuvieron ningún impedimento para casarse y lo hicieron, no procrearon hijos, porque ya ella no estaba en edad para concebirlos. Dos hembras fueron el fruto de su primer matrimonio con su esposa, él enfermó y hace 4 años que falleció y sus hijas se reconciliaron con la tía, culpable de la ruptura del matrimonio de sus padres y del martirio de su madre, especialmente. La visitaban por respeto y amor hacia él. Después decidieron romper los vínculos familiares que las une. “La motolita” que protagonizó esta historia, yo la conozco y está viva, no les voy a decir quien es, es ya una anciana (tiene 90 años), goza de gran aprecio en la comunidad, porque su conducta cambió después que se casó con el único hombre que existió en su vida, ahora su comportamiento es intachable. La doñita elabora manualidades, especialmente tejidos y bordados, y creo que no existe otra persona que los supere, sus trabajos son muy reconocidos y acuden a su pueblo a adquirirlos, yo no se si su vida se comentará y se ha hecho pública porque no hay nada oculto entre el cielo y la tierra. Por rara coincidencia, una hermana de su esposo, es íntima amiga mía, iniciamos una bella amistad desde que teníamos 15 años. Y como un contraste entre una mujer de mundo y una muy espiritual, les cuento: hace poco asistí a conocer una iglesia, la de Nuestra Señora del Mundo, ubicada en la Urbanización La Paz del Paraíso, conocí a Magdalena Gómez Dávila, fundadora de las Damas Marianas, hace 52 años con el Padre Francisco Moreno, de origen francés. Esta extraordinaria mujer es respetada por todas las legionarias y por la comunidad en general que día a día le rinde los honores que se merece. En este templo me llené de paz, de tranquilidad, de amor. Se respira una energía única. La virgen es morena, muy hermosa, porta en las manos la esfera mundial, su mirada es compasiva, bondadosa. El templo fue inaugurado el 17 de diciembre de 1989 por el Cardenal José Ali Lebrún. Allí estas desinteresadas damas propician el amor, la caridad y la ayuda a la comunidad. Y para finalizar espero que estos hechos le hagan reflexionar para no imitar conductas negativas de esas personas descritas anteriormente y a defender el matrimonio como el mecanismo que perpetúa a la familia como átomo de la cadena de reacción de la sociedad y de las poblaciones del mundo_ dijo emocionada María Andrade. _ Un fuerte aplauso a la tía María_ gritó Manuel. Todos aplaudieron y abrazaron contentos a la narradora de estos relatos. Enseguida Lérida los invitó a sentarse en la mesa, continuaron hablando de todo y una vez que estuvo caliente la comida, cada uno se servía, les pareció excelente la preparación y presentación de la misma. Terminaron de cenar y todos al rato decidieron marcharse. Se despidieron muy contentos, expresando se repitan estos encuentros familiares. Manuel ayudó a recoger, lavar y guardar la vajilla. Ambos vieron televisión hasta tarde y se acostaron a dormir. En la madrugada Lérida se sobresaltó de repente y pegó un grito: _ Yo no soy una motolita…yo no soy una motolita. _Mi amor..mi amor despiértate… ¿Qué te pasa? Tienes una pesadilla. Te impactaron los cuentos de tu tía_ le dijo Manuel tomándola por los hombros y la sacudía para despertarla. _ Si mi amor tuve una pesadilla. Me tomé a pecho los cuentos de mi tía. No te preocupes que ya estoy bien. Vamos a seguir durmiendo. Se levantaron muy temprano, cada uno acudió a su bufete. El día fue muy caluroso, sus ocupaciones los mantuvieron muy atareados y al final de la tarde, ella lo telefoneó diciéndole que se verían en la noche en el postgrado. La neblina sobre la montaña y los edificios de la universidad, pasan como recuerdos fugaces y Lérida sacude la cabeza para no rememorar acontecimientos que puedan perturbarla. Ahora es la esposa de un colega también triunfador y ambos deben conquistar el mundo.

Capítulo XX de la novela " La motolita" de Alberto Isaías Guilarte

El Doctor Manuel Suárez Perdomo salió muy temprano del estacionamiento del edificio donde residía para trasladarse en su camioneta al bufete que compartía con otros colegas, pensó evitar la cola de vehículos tomando la Avenida Boyacá, pasando por la Urbanización “San Bernardino”, al pararse en una esquina, cuando el semáforo cambió a luz roja, bajó el vidrio de su puerta al sentir calor por tener el aire acondicionado de la camioneta dañado, se distrajo al ver los titulares de un periódico comparado hacía poco, cuando sintió un golpe fuerte en la sien izquierda. Un hombre blanco, delgado, de pelo negro, baja estatura, con nariz perfilada, labios delgados y ojos pequeños lo apuntaba con una pistola de alta potencia. Le había propinado el golpe con el cañón del arma. _ !Quédate quieto!... este es un asalto. Abre el seguro de la puerta derecha con cuidado… y si intentas una vaina, te quemo en el acto_ le ordenó el delincuente_ _Tranquilo que te voy a abrir con mi mano… para que no te asustes porque cuando desactivo el seguro hace un ruido, okay. Así lo hizo Manuel y el joven asaltante se introdujo en el vehículo, apuntándolo discretamente. _ Ahora abre los seguros de las puertas traseras_ le gritó el delincuente. Así lo hizo y de inmediato otro cómplice, de color negro, corpulento, se introdujo en la camioneta apuntándolo con un arma similar. Manuel rápidamente trató de evaluar la situación y conscientemente no aceptaba lo que estaba pasando<> _ Mira ciudadano usted no ve la televisión, ni lee la prensa. Hay que estar mosca en las esquinas y esta zona es de alto índice delictivo_ le argumentó el delincuente que llevaba de copiloto y el cual le ordenó seguir manejando hasta la parte alta de esa Urbanización. _ Mira carajito ustedes no me van a venir a dictar clases de prevención del delito, cuando por dos tipos como ustedes, es que estamos como estamos_ le contestó Manuel molesto. _ Pero pana no te vayas a arrechar porque vas a salí perdiendo_ le respondió el delincuente que fungía como copiloto y lo amenazaba con la pistola, 9 milímetros. Manuel pensó:<> _ Bueno panitas vamos a llegar a un acuerdo, si ustedes quieren llevarse la camioneta, déjenme por aquí, dame algo de plata y ustedes siguen con su plan. Esta bien_ les puntualizó Manuel tratando de dominar la situación y dándoles confianza para que no le hicieran daño. Esta estrategia la pensó Manuel, cuando el delincuente que iba en el asiento de atrás de él, le pidió la cartera, el celular, le quitó la chaqueta deportiva que llevaba sobre el asiento del conductor. _ Dame la clave de esta tarjeta_ lo intimidaba el malandro corpulento y le enseñaba la tarjeta de crédito. _ Respeten mi vida_ contestó Manuel no dándole tregua ni información. _ Clave de esta otra tarjeta_ le gritaba el delincuente grandulón, tratando de presionarlo. _ Coño panita. Ustedes no son unos criminales y lo único que van a hacer es llevarse la camioneta_ les decía Manuel para precisarlos. _ Clave de esta otra tarjeta de crédito_ volvía a repetir el malandro ubicado en la parte de atrás del vehículo. _ Denme plata y déjame por aquí._ le contestaba Manuel. _ ¿La camioneta está asegurada?_ le preguntó el delincuente sentado en el asiento delantero_ _ Si_ respondió el asaltado. El delincuente que revisaba la cartera encontró el permiso de circulación del vehículo, se alegró y expresó: _ Aquí está chamo, ya lo tengo_ dijo el gordo. Pasaban patrullas y motorizados de las diferentes policías y los delincuentes le decían que se quedara tranquilo y que no intentara llamar la atención porque sería hombre muerto. Manuel decidió respirar profundamente, cerró los ojos, se encomendó a Dios y a su patrona la Virgen del Valle, aparecía en su mente la imagen de Jesús resplandeciente y también la de la virgen milagrosa del Oriente, se sentía protegido y reconfortado. Al llegar a la parte alta de la Urbanización, el que estaba sentado a su lado le había indicado que se pasara sin bajarse a ese puesto, sintió la pistola que cargaba el de atrás presionándole la cabeza, el pequeño tomó el volante y se dirigió a la Avenida Boyacá. El delincuente fornido le había devuelto su cartera y le había dejado, un billete de 1.000,00 bolívares. Le había robado una gruesa suma que él había retirado para hacer unas reparaciones en su apartamento. Le volvió a pedir la cartera, y al revisar todos los carnt, encontró el del porte de armas y gritó: _ coño pana este carajo a lo mejor está armado. ¡Cuidado con un vaina! Voy a registrarlo_ apuntándolo con el arma y con la mano derecha lo registró. Manuel le expresó: _ pana yo si tengo un revolvito, pero lo tengo en la casa, a mi no me gusta llevarlo conmigo. ¡Ahorita no estoy armado! Ya está bueno…déjenme aquí y llévense la camioneta…por favor. Después de haber transcurrido más de tres horas de dar vueltas por la ciudad, al secuestrado le parecía una eternidad, con la incertidumbre de si le respetarían su vida, hacía esfuerzos para no sentir miedo y obligado a hacer lo que ellos querían por la ventaja de estar armados. Uno de los delincuentes le expresa: _ Bueno pana. Como te portaste bien. Te vamos a dejar en un sitio cercano. Se había dirigido a una calle solitaria y por una transversal de la Avenida Boyacá, entró al garaje de una quinta, se veía deshabitada y le indicó: _ Bájate lentamente, voltéate, levanta la mano como si te estuvieras despidiendo de este mundo y chao pescao. Manuel se bajó, todo el cuerpo lo tenía como una piedra, le costó dar un paso, no le dolía el gran hematoma que tenía en la cara, no había tiempo para sentir dolores, su preocupación era seguir con vida. Esperó el impacto de las balas en su cuerpo, su vida le pasó rápidamente por su mente como si estuviera viendo una película en el cine. Oyó el ruido del motor de la camioneta acelerando y cuando se perdió. Se tocó el cuerpo para cerciorarse que estaba vivo, son y salvo. Fue dando pasos poco a poco, era un robot metálico, la cara no le dolía y aceleró el paso para llegar abajo a la Plaza Francia, se acercó a unos policías que estaban fuera de una patrulla, se identificó con su cédula y carnet del Colegio de Abogados y puso la denuncia del robo de la camioneta. Los policías por radio informaron a la central del robo del vehículo y le expresaron que debía poner la denuncia formal en la policía científica. Con el billete de mil bolívares compró un boleto del Metro y llegó a su bufete. Al verlo entrar su secretaria pegó un grito diciéndole: _ Doctor ¿Qué le pasó? Tiene un golpe en la cara_ _ Me hicieron un secuestro express, me golpeó en la cara un delincuente con una pistola, me robaron un dinero, el celular, mi agenda y mi camioneta. ¡Gracias a Dios y a la Virgencita del Valle: me salvaron la vida! Más adelante me compro otro carro, lo importante es que me dejaron vivo_ contestó Manuel con rabia y sintiéndose impotente ante la arremetida de los delincuentes. _ Doctor yo le busco hielo para que se ponga en el golpe y se baje la hinchazón. _ Gracias Rita, te lo agradezco por allí debe haber una tela, ponlo allí, que luego me lo coloco. Enseguida pensó en llamar a Lérida y contarle lo sucedido. Así lo hizo y se asombró cuando oyó el grito de ella: _ ¡No puede ser! ¡No puede ser! Pero mi amor tú estás bien, no será que no me quieres decir que todavía estás secuestrado y no me lo quieres decir para que no me alarme y no me mortifique… Dime mi amorcito ¿Tú estás bien? _ Si mi vida. Para que no te preocupes. Si quieres te vienes a mi oficina y vamos juntos a poner la denuncia en la policía_ le solicitó Manuel. En menos de una hora ya estaba Lérida en la oficina, al verlo golpeado, lo abrazó y lo besó muchas veces, llorando lo consolaba diciendo:_ Mi amor gracias a Dios y a la Virgen estás vivo, sano y salvo. A partir de hoy te pasaré buscando e iremos juntos a la universidad, así nos uniremos más y tendremos que olvidarnos de ese trágico incidente, menos mal que la Compañía de Seguros te la pagará. Yo también te acompañaré en esos trámites_ Lérida se resistía a creer lo sucedido a su novio, al verlo en ese estado, le daba ánimos y debía sacarlo de la depresión, alegándole debía tener desapego a las cosas materiales y ahora más que nunca debían compenetrarse cada vez más para irse preparando para conformarse como un todo, es decir ser una pareja muy unida para siempre. Juntos realizaron los trámites de la denuncia a la policía, al hacerle un interrogatorio simple, ambos se opusieron y alegaron su condición de abogados y por lo tanto debía ser más exhaustivo tomando las características y fisonomía del delincuente que él pudo observar más porque el otro siempre se ocultó detrás del asiento. Los trámites de la denuncia ante la compañía de seguros de la camioneta, les parecieron no tan fastidiosos por la cantidad de documentos que debían presentar, porque ella procuraba echarle broma, estar con él y acompañarlo para todas las oficinas y dependencias donde debía otorgarle o introducir algún documento. Manuel se puso al día con las solvencias municipales del pago de trimestres de su vehículo. A los cinco meses de los trámites del seguro, le pagaron por la pérdida total de la camioneta y en base al incremento de los costos de los vehículos, éste monto lo invirtió en la inicial, comprando un carro nuevo pequeño. Lérida aprendía con su novio los procedimientos, estrategias y las maneras de salir airosa en las confrontaciones en su ejercicio profesional. En un juicio contra una urbanización del este de la capital, defendió a Pedro Farías, comerciante y socio principal de una fábrica de cerámicas y artículos de baños, quien había comprado una casa campestre, debía los gastos comunes de mantenimiento durante 5 años y no la había habitado. Logró llegar a un acuerdo con la empresa que administraba los gastos comunes y el señor Farías canceló el monto de la deuda, le propuso que en pago de sus honorarios profesionales, si quería la podía habitar por un tiempo y tramitarle la venta, de ahí saldría su pago. La estuvo usando como una casa campestre por 6 meses y al hacerle publicidad para la venta, logró hacer el negocio, quedándole una suma muy significativa. Otro caso muy famoso que defendió Lérida fue el de Nicolaí Mirkov, polaco que llegó al país luego de la culminación de la segunda guerra mundial, aquí conoció a una paisana, quien también venía huyendo del horror de la guerra. Se casaron, ambos se dedicaron al negocio de costura y confección de fluxes, vestidos y pantalones. Alquilaron un garaje de una quinta en la Urbanización “Guaicaipuro”, cerca de Sarría. Poco a poco su fama se fue extendiendo porque los trajes eran reconocidos y personeros de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, empezaron a frecuentar el negocio, el cual creció. Sussy, la esposa de Nicolaí, se enamoró de Manuel Gómez, administrador de la empresa y al transcurrir el tiempo, lo estafaron y la empresa pasó a nombre de ellos. Lérida interrogó a empleados y a obreros de la empresa, puso la denuncia ante la Policía Científica y comprobaron la falsificación de la firma de Nicolaí. Lérida ganó la demanda y los estafadores fueron a la cárcel. La empresa la recuperó Nicolaí. _ Gracias mi estimada doctora, me devolvió el alma al cuerpo. Yo quiero que usted me tramite el divorcio de la desvergonzada esa, no le digo la palabrota porque me da pena con usted_ le expresó el nacionalizado, sus preocupaciones lo habían encorvado, caminaba muy lentamente y estuvo en tratamiento psiquiátrico por este problema. _ Señor Mirkov me complace ayudar a personas como usted y con todo gusto también le asistiré en su divorcio, usted tiene derecho de rehacer su vida_ le contestó Lérida. Ya a los dos años le había salido el divorcio al comerciante. En el ramo mercantil la fama de la abogada se fue consolidando. Con el apoyo de Manuel pudo desenvolverse a cabalidad. Al tener un año de noviazgo la pareja decide realizar el matrimonio. _ Familia, les tenemos una gran noticia. Vamos a casarnos en diciembre_ les informó eufórica de alegría Lérida a sus padres y hermano. La ceremonia religiosa se efectuó en la Iglesia de la Chiquinquirá. Habían contratado a una soprano que cantó el ave maría, cuando lentamente su padre la llevaba al altar para entregársela a Manuel, ella vestía su traje blanco tradicional con una gran cola. La fiesta la hicieron en un salón de un club famoso, a la cual asistieron colegas, familiares y amigos de ambos. La luna de miel la fueron a pasar en la Isla de Aruba. Al instalarse en uno de los mejores hoteles, les fue obsequiada una botella de champaña. Lérida procuró que su esposo tomara la máximo y se mareara, ella había ordenado al bar del hotel una botella de wisky, brindó varias veces con él y disimuladamente botaba los tragos, ya que de esta manera, al estar ebrio no se iba a dar cuenta que hacía muchísimos años ella había perdido su virginidad. Él luego de besarla y acariciarla por todo el cuerpo, la fue desnudando y ella haciéndose la penosa y simulando tener dolor logró engañar a su esposo, quien bajo los efectos de la bebida creyó tener el privilegio de ser el primer amante de la motolita. La fogosidad del oriental lo convertía en un amante impetuoso, ella le correspondía con pasión y expresando su amor muy natural. Tomaron un tours para recorrer toda la isla. Lo más que le fascinó a Lérida fue el puente natural. El incesante encuentro entre el choque de las olas contra la roca fue erosionando desde arriba y abrió un hoyo dejando una franja horizontal, parecido a un puente. Es tan fuerte el viento, que las olas se disparan con tanta intensidad contra la roca inerme, saltando chorros de agua hacia arriba. Manuel le tomó varias fotos con conservar ese bello recuerdo, y le pidieron al favor a un turista de tomarle dos fotos a ellos en pareja. El gran faro de la isla representó para ellos el centinela de su inmensurable amor, también se fotografiaron juntos. El conductor les iba narrando en inglés, papiamento y castellano los sitios de atractivo turístico y al llegar a una casa no tan grande les destacó: _ esa es la casa de las seis cocinas. Si aunque ustedes no lo crean es así. Allí viven John Cocina, su esposa Mary Cocina y sus hijos Peter, Mary y Alfred Cocina, más la cocina de la casa son seis cocinas_ todos rieron con la casualidad de los apellidos y la manera como lo narraba el conductor. Visitaron las primeras formaciones geológicas de la isla, se tomaron fotos en la cueva, disfrutaron en la granja de las mariposas y en las blancas playas paradisíacas se juraron amor eterno. Recorrieron los grandes casinos, las iglesias, tiendas y centros comerciales. Compraron suvenires y regalos para sus familiares y amigos. Cuando regresaron al país, se sintieron extasiados contando los bellos momentos disfrutados en su luna de miel y sobre todo la receptividad y el cariño prodigado por sus familiares y amigos.

viernes, 4 de octubre de 2013

Capítulo XIX de la novela la motolita de Alberto Isaías Guilarte

Lérida atendió a un señor que buscó su ayuda profesional para demandar a su concubina por haberlo dejado en la ruina, se trata de un celebre empresario del ramo de la fabricación y venta de techos de zinc y la hojalata. Pedro Francisco Díaz, de 78 años, barloventeño, alto, corpulento, de color negro, habla muy despacio y se encuentra muy deprimido. _ Doctora vengo a que usted me ayude a recuperar mi empresa. Resulta que yo viví 15 años con Eufracia Gorrondona, tiene ahorita 38 años y me hizo una marramucia con el gerente general de mi negocio. Yo le tenía una gran confianza a él, Luis Peraza, de 40 años, Contador Público, quien por 18 años me ayudó a hacer próspera y reconocida mi empresa. Mi mujer visitaba ocasionalmente el negocio, en oportunidades y sobre todo, en algunos fines de semana Luis, el desgraciado ese, visitaba nuestra casa cuando necesitaba que le firmara algunos documentos urgentes. No se en que momento se empataron los condenados esos, ni se como hicieron para traspasar mis acciones a ella. Lo cierto es cuando me di cuenta ya era demasiado tarde. Así que confío, porque me la recomendaron a usted por solucionar un caso parecido al mío y ayudó a ese comerciante a salvar su empresa_ le explicó el señor Díaz, quebrándosele la voz y respirando profundamente para controlarse. _Señor Díaz, es cierto defendí a un empresario en una situación semejante a la suya y ganamos el juicio. Así también será el suyo. Me debe traer el documento original y una copia fotostática del Registro Mercantil de su empresa, alguna carta o documentos firmados tanto por su señora como por su gerente. Yo entrevistaré a su personal en su empresa y contrataremos a un experto en grafología, para investigar como le falsificaron su firma, que es lo más probable que haya sucedido. Usted va recuperar su empresa y serán posiblemente las pruebas que presentaremos contra de ellos. Váyase tranquilo a su casa, descanse y muy pronto la empresa volverá sus manos. Con relación a mis honorarios, no se preocupe, que una vez que ganemos el juicio usted tendrá suficiente para pagarme_ le argumentó con mucha seguridad, mirándolo a los ojos y le dio un abrazo. _ Gracias Doctora, con razón me la recomendó muy bien un amigo empresario. Lérida telefoneó enseguida a su colega y enamorado Manuel Suárez, solicitándole información acerca de la investigación y juicio en el ramo mercantil. Él muy entusiasmado por la llamada la invitó a almorzar para establecer las acciones y estrategias a seguir con el caso. _ Mi amor gracias por consultarme no digo este sino muchos casos. Éste está papayita, como tu le pediste los documentos y cartas, con el grafólogo vas a probar la falsificación de firmas y luego vas a sustentar con todas las pruebas y los testigos la demanda respectiva. Te felicito porque ya vas bien encaminada. Por cierto, quiero invitarte mañana en la noche a bailar, si tu estás de acuerdo te paso buscando por tu casa a las ocho de la noche, para regresar temprano. _ Está bien Manuel, acepto la invitación y gracias por el almuerzo y tus acertadas orientaciones_ le respondió muy contenta. _ Caramba mi amor nos vamos a ir conociendo poco a poco, saldremos y tú vas a ver seremos una pareja envidiable, profesionales exitosos y muy felices_ le puntualizó Manuel. _ Si lo nuestro se va a dar, se dará primeramente Dios_ le expresó Lérida, persignándose. La pasó buscando a la noche siguiente, llevaba una chaqueta deportiva azul claro con el cuello y la pechera roja, pantalón gris y camisa color verde. Ella se puso una blusa transparente anaranjada, una minifalda negra y se hizo un peinado en la peluquería. A la discoteca que asistieron, ella la conocía porque había ido con su antiguo profesor Raúl Manrique. Bailaron todo tipo de música y ambos mantuvieron la compostura, aunque a veces cuando la música era suave, estuvieron a punto de besarse, pero ella se controlaba y no le correspondía. La llevó al frente de su apartamento y al bajarse de la camioneta, ella lo besó en la mejilla y le dijo: _ gracias Manuel, fue una noche maravillosa. Te felicito porque te portaste muy bien, eres todo un caballero, hasta mañana. _ Muñeca las gracias que te adornan, tú eres adorable. Hasta mañana. El grafólogo comprobó con varios documentos analizados, donde aparecían frases con la letra del gerente general, su culpabilidad en el caso y la complicidad de la conviviente del señor Pedro Francisco Díaz, hizo que los denunciara ante la policía científica y a ambos los detuvieron. En el juicio con las pruebas y las declaraciones de los testigos, los condenaron a 10 años de prisión y el señor Díaz recuperó su empresa, sus bienes y toda su fortuna. El pago por sus honorarios fue una alta suma, por lo que ella invitó a Manuel a tomarse unos tragos para celebrar este triunfo. Manuel luego de tomarse tres whiskys le dijo que cada día le gustaba más y esperaba una respuesta favorable por parte de ella. _ Manuel yo fui criada a la antigua, por unos padres muy conservadores, por favor dame tiempo para saber si te voy amar_ le dijo, controlándose mucho para no expresarle lo que sentí por él y para lograr mayor dedicación de él para su persona. Lérida sabía actuar muy bien, porque tenía la experiencia con otros hombres y como se lo había prometido, no le iba a permitir que la obtuviese tan pronto, sino que si se casaban entonces hasta ese momento no iba a ser de él. También de esa manera lograba que él se interesara en ella. Se veían en clase, estudiaban juntos la mayoría de las materias y él la escoltaba con su camioneta hasta la puerta de su apartamento. La inseguridad en las noches de la gran urbe capitalina, se había incrementado. Había asistido a tres fiestas a casa de compañeros de estudios y otros amigos, fueron un domingo a la playa y disfrutaron al máximo bañándose en la mar. Una noche cuando la acompañaba al estacionamiento a buscar el carro, había luna llena y él la tomó por los hombros y le preguntó: _ Mi amor ¿quieres ser mi novia? Yo te he demostrado que te quiero muchísimo y te voy a dar un beso_ buscó sus labios y ella le correspondió. _ Si mi amor yo también te amo y seré tu novia. La escoltó como todas las noches a su apartamento. Pasaron tres meses y Manuel le propuso ir a conocer a sus padres y hermano. Ella aceptó y acordaron hacerlo el sábado siguiente a las 6:00 de la tarde. Ella pasó toda la tarde muy nerviosa, preocupada por el encuentro entre su amor y su familia, se preguntaba si se aceptarían recíprocamente<> Al oír el sonido del timbre, Lérida gritó: _ familia llegó mi novio… es él_ Abrió la puerta, ya todos estaban arreglados esperándolo, le abrió la puerta, lo besó en la boca y lo presentó diciendo: _ familia este es mi novio Manuel Suárez Perdomo. _ Mucho gusto señora, es un placer conocerla_ le da la mano y le sonríe. _ Es un placer señor Gamarra_ le apreta la mano. _ Cuñado nos vamos a llevar muy bien…tú vas a ver_ y lo abraza. El papá de Lérida destapó una botella de wisky y brindaron, luego de conversar amenamente un buen rato, la señora Gamarra convidó a su hija a poner la mesa. Había preparado un pasticho con carne, ensalada. Lérida ayudó a poner los platos y los cubiertos y su hermano descorchó un vino rosado, que sirvió en copas largas. Pedro Gamarra Pérez toma una copa y hace este brindis: _ por la felicidad de mi hija y de mi futuro yerno, que Dios les de mucho amor, comprensión y respeto, como nos los dio a Encarnación y a mí. Salud, prosperidad y felicidades. Diga algo Doctor_ _ Me siento muy complacido de haberlos conocido y que me permitan entrar en su casa. Lérida y yo nos amamos y ojalá sea pronto, brindaremos cuando les digamos que nos vamos a casar. Salud_ Luego de la cena y ya cerca de la medianoche. Manuel solicitó permiso para retirarse, besó a Lérida y se despidió de todos. _ Mi amor ten cuidado! Que Dios y los ángeles te protejan! Nos vemos el lunes en clases_ le dijo Lérida besándolo en la boca. _ Hasta el lunes mi amor. Yo se que Dios y los ángeles me cuidan. Buscó la camioneta en un estacionamiento público cercano y se dirigió a su casa. La ciudad no duerme, pocos vehículos transitan las avenidas y en los sitios nocturnos, las parejas bailan frenéticamente, otros consumen en los restaurantes y negocios de comida rápida. Por las avenidas los recogelatas revisan las grandes bolsas negras, para recopilar los envases de refrescos, cervezas y alguna que otra pieza de metal importante, los desperdicios de comida también calman el hambre del día. Su patología mental los degrada y como las ratas consumen los alimentos desechados por otros. Bendito el día en que no veamos ya a esos seres hurgar en la basura para subsistir, habrá oportunidades para todos y la patria será próspera, disminuirá la delincuencia y la pobreza.

Capítulo XVIII de la novela la motolita de Alberto Isaías Guilarte

A finales del mes de Marzo, Lérida y su grupo de estudio habían aprobado todas sus materias del segundo año de Derecho, se acostumbraron a estudiar intensivamente y los exámenes de ese lapso los pasaron con notas regulares. Ella no recibió más invitaciones a salir del Profesor Raúl Manrique, por sus múltiples ocupaciones docentes y de investigación no les permitieron volver a encontrarse y por su parte, ella a asistir a sus clases, estudiar con el grupo y seguir su rutina tampoco se dio esa oportunidad. Al Profesor Espejo no se lo encontró más ni siquiera en los pasillos. Se sentía apoyada y segura con su grupo de estudio, Joao y Efrén tenían sus novias. _ Chama te invito mañana a las 8:30 a. m. a acompañarme al edificio de los Tribunales de Justicia, para que te vayas codeando con ese personal y ese ambiente. Allí yo conozco al Juez Cipriano Heredia. Como estoy necesitando una chamba ( trabajo), tu sabes como esta critica la situación, estoy seguro encuentro algo, por lo menos de escribiente_ le dijo Efrén a Lérida convenciéndola para visitar ala citado magistrado. _ ! !Claro que si! Nos vemos mañana en entrada. Luego le pedimos prestado los apuntes a Olga _ le respondió emocionada. Le informo a su mama tener una entrevista con un Juez y su compañero Efrén. Se puso una blusa azul y una falda gris, ambas con manga y corte largos, zapatos de cuero color negro y se recogió su melena con una cinta rosada. Esta apariencia discreta, seria la hacia transmitir la atracción de sus encantos. Se encontró con Efrén y luego de hacer una larga cola para tomar el ascensor, llegaron al 2° piso, al despacho del Juez. El es alto, de color blanco, con bigotes y pelo negro. Tiene 60 años y aparenta tener menos edad. Se anuncian con la secretaria y al rato de esperar los conduce a la oficina. _ Buenos días Dr. Heredia, le presento a mi compañera de estudios Lérida Gamarra_ Informo Efrén, dándole la mano a su amigo. _ Buenos días Efrén, me da mucho gusto verte. Mucho gusto Señorita bienvenida a este Tribunal 2° _ contesto el Juez, dándole la mano primero a ella y luego a su compañero_ ¿Que los trae por aqui?_ _ Mi estimado amigo, por necesidad yo le vengo a pedir el favor de ver la posibilidad de conseguir empleo, de escribiente, de alguacil, secretario, alguno de esos, para ayudarme a cubrir mis gastos_ le puntualizo Efrén. _ ¿Y usted bella dama también anda en lo mismo? _ La interrogo el Dr. Heredia. _ !Fíjese lo que son las cosas! Yo solo lo venia a acompañar para irnos relacionado con nuestros futuros sitios de trabajo cuando estemos ejerciendo el Derecho. Y si Usted tiene la gentileza de también recomendarme para algún empleo, que nos ira permitiendo irnos fogueando en el desempeño profesional, eternamente les estaremos agradecidos Doctor _ le respondido asombrándolos a ambos. _Bueno se ven que son dos prospectos de colegas con muchas potencialidades y específicamente en mi despacho, yo requiero de dos escribientes y si son estudiantes de Derecho mejor todavía. Denme sus nombres completos y números de cedula de identidad, para elaborarle unas referencias, con mi tarjeta de presentación al Jefe de Personal de los Tribunales de Justicia, para que me los asignen aquí_ afirmo el juez y de inmediato les dio lo prometido. _ Muchas gracias Doctor y hasta pronto _ respondieron a coro los jóvenes. Asistieron a la oficina indicada, hablaron con el Dr. Juan Aponte, quien les otorgo unas planillas de solicitud de empleo, informándoles los documentos requeridos. Ambos compañeros salieron muy contentos del edificio y acordaron regresar con los recaudos en el transcurso de 15 días. Lérida cuando llego a su casa muy contenta y les informo a todos pronto estaría trabajando en un Tribunal, la alegría y la felicidad se expresaba en los rostros de su familia. Al saberlo Olga y Joao, los felicitaron a ambos, quienes en el plazo fijado consiguieron toda la documentación requerida y ya al mes estaban trabajando con un horario especial, para poder asistir a sus clases. Lérida compro unos cuadernos de caligrafía para estilizar su letra, al tiempo de estar trabajando se le facilitaba la escritura veloz y poder llenar suficientes folios de los libros y expedientes. Lérida cumplió un año de estar trabajando en el Tribunal y seguía las instrucciones que le transmitía su Jefe, quien le fue fascinando el modo de ser y los atributos físicos de la joven. Un mediodía el Dr. Heredia la invito a pasar a su oficina y le expreso estar muy contento con su trabajo, si no le incomodaba la invitaba a almorzar y conversarían de temas profesionales en beneficio de su formación. _ ! ! Caramba Doctor me siento muy alagada y complacida! Acepto su invitación porque lo he evaluado como un excelente profesional, muy respetuoso y es todo un caballero. La traslado a un lujoso restaurante del Este, con especialidades marinas. De común acuerdo pidieron una paella, el un wisky y ella su fuit ponch. Conversaron animadamente de la práctica profesional del derecho, de la rama penal y de muchos temas generales. Al tocar el aspecto de su vida personal, el Doctor Heredia le pregunto: _ Señorita Gamarra ¿Usted tiene novio? Perdone que le haga esa pregunta, siendo usted tan elegante y hermoso ¿no creo que no tenga novio? _ le sonreía esperando la respuesta serenamente. _ Fíjese, mi estimado Jefecito aunque Usted no lo crea, como es el titulo de la sección de Ripley…No…No tengo novio. Estoy muy dedicada a mis estudios, a mi trabajo y a mi familia. Por lo momentos no me preocupa ese tema _ le contesto muy sonreída. _ No…no vayas a pensar mal de mí. Sino que es una curiosidad de viejo realmente respeto tu decisión y es una buena opción para dedicarle tiempo a sus estudios. Gracias por aceptarme la invitación y es un reconocimiento a su labor en la oficina _ expreso aclarando su preocupación el Doctor Heredia. _ Mi estimado Doctor muchísimas gracias por tan bella gentileza de su parte y sus consejos profesionales me nutrieron mucho y le ratifico una vez mas que no me equivoque en decir Usted es un caballero _ _ No es para tanto… señorita Gamarra… No es para tanto. Luego de pagar la cuenta, la traslado en su lujosa camioneta de último modelo al frente de su apartamento. Lérida le relató a su mama el homenaje que le había hecho el Dr. Heredia y ella toda emocionada le manifestó era muy merecido por su excelente labor en el Tribunal. Lérida cuando estuvo descansando en su cuarto, evaluó la situación y se felicito porque actúo muy responsablemente. Los fuertes lazos de amistad, de compañerismo y solidaridad, generados en el equipo de estudio, el cual se mantuvo hasta el final de la Carrera, permitieron que todos la culminaran con notas regulares. La mama de Olga, organizo una gran fiesta para celebrar la culminación del último año. Lérida asistió acompañada de su hermano. El salón de fiesta lucia estrecho con las veinticinco mesas y sillas, vestidas de forros de color rosado y tules blancos. Los centros de mesas con rosas rojas y blancas, armonizaban el conjunto de la decoración. Dos centros de quesos, bandejas de pasapalos y el servicio de wisky de la mejor calidad. Un conjunto en vivo amenizaba la fiesta, a la cual habían asistido la mayoría de los compañeros del último año, otros estudiantes de otros años y familiares y amigos de Olga. _ Chama te felicito por esta excelente fiesta, me divertí de lo lindo al igual que mi hermano, gracias por todo _ le expreso Lérida muy emocionada a su amiga Olga, la abrazo fuertemente y la beso. _ Chama nos lo merecemos, gracias a mis padres y a todos ustedes por acompañarnos en estos momentos inolvidables. Por cierto Colega, he pensado en decirte debemos lanzar si tu estas de acuerdo al Profesor Raúl Manrique de Padrino de la Promoción. ¿Estas de acuerdo? _ enfatizo Olga, muy feliz y complacida. _ Claro que si, me parece excelente que el Profesor Raúl Manrique sea nuestro Padrino de Promoción, yo te apoyo y lo lanzaremos _ acepto Lérida. En la reunión de organización de la graduación salieron de candidatos a padrinos de las promociones los profesores Raúl Manrique y Luis Eduardo Sierra. Quedando el primero por ser mas popular y tener mayor magnetismo entre los estudiantes. Lérida reflexionaba no era casual esos dos hombres, estuvieron compartiendo emociones placenteras en su vida y ahora estaban compitiendo por ser padrinos de su promoción. Era uno de los secretos en su vida, ni siquiera su mejor amiga y compañera jamás sospechó o sospechará que ella estuvo con ellos. Al estar reflexionando se decía no era casual las relaciones sentimentales con esos dos hombres, habían compartido emociones placenteras en su vida y ahora estaban compitiendo para ser padrinos de su promoción. Eras uno de los secretos de su existencia, ni siquiera su mejor amiga y compañera jamás sospechó o sospechará que ella estuvo con ellos. Habían pasado tres años y se dedicó exclusivamente a sus estudios, se concentró tanto en ellos para obtener el inicio de tantas victorias por alcanzar en la vida. Olga le dio una grata noticia, Efrén había terminado hacía 6 meses con su novia, salieron varias veces y se sintieron atraídos, la relación se ha consolidado, la visita como novia y desean que ella sea la madrina de la boda por la iglesia. A Lérida se le salieron las lágrimas de la alegría y abrazó a sus dos compañeros, deseándoles muchísimas felicidades. El día de la graduación a su hermano le prestaron un carro bien conservado y pulido, sus padres habían alquilado un vestido de fiesta y un flux. Su tía María Andrade, le había mandado a confeccionar un vestido con un atrevido descote, de color negro con lentejuelas brillantes, se hizo un gran moño y también la maquillaron en la peluquería, lucía muy sexy, llamativa y con mucha seguridad en si misma. Llegó el momento tan esperado por todos los graduandos, al oír su nombre, se levantó lentamente y se dirigió hacia el lugar del presidium donde se encontraba el Profesor Raúl Manrique, quien le entregó el título y le dijo: _ La felicito Doctora Lérida Gamarra¬¬_ le dio un beso en la mejilla. _ Muchas gracias Profesor jamás lo olvidaré_ le dijo viéndola fijamente a los ojos. Se pasó el título a la mano izquierda, miró hacia donde estaba su familia y lo levantó en señal de triunfo. Los fuertes aplausos volvieron a expandir su vanidad que había estado dormida y caminó despacio contoneándose y sintiéndose observada por muchos hombres que la desearon durante esos años de estudios. La familia reunió entre todos y alquilaron una sala de fiestas cerca del apartamento donde vivían y el baile duró hasta altas horas de la madrugada. A los tres meses de haberse graduado, luego de haber registrado su título, recibió una llamada de Olga Pietro para informarle que sus padres le habían regalado un apartamento en el este y que también la quería trabajando con ellos. _ Chama, no me mates del susto con tan buena noticia. Tu amiga y madrina, Si Dios quiere has sido mi hada madrina en muchos momentos que hemos compartido juntas. Gracias colega, nunca te fallaré_ le indicó Lérida con el corazón latiéndole aceleradamente y tratando de calmarse. El Bufete “Pietro y Asociados” fue inaugurado con un brindis de champaña, la bendición del párroco de la zona y con la asistencia de periodistas de los noticieros de todas las televisoras, siendo su cobertura de los medios de comunicación social todo un éxito. Al poco tiempo tenían una cartera de clientes muy representativa. Lérida se fue interesando por el Derecho Penal y a los dos años de graduada, se inscribe en la misma Universidad para realizar su postgrado en esa rama. Inicia sus estudios y los recuerdos de aquellos profesores que la amaron se esfuman en la neblina envolvente de la caminerías , las aulas y las colinas. La nostalgia la abruma, el frío del lugar, no la entumece como la gélida sensación de no tener un hombre que la ame, tiembla al sentirse sola y anhela encontrar el amor de su viada en ese recinto universitario. Ahora está haciendo el postgrado en la noche, compró un carro usado y tiene más libertad de trasladarse a su apartamento. Entre sus compañeros se destaca Manuel Suárez Perdomo, de 40 años, soltero, natural de Barcelona (Edo. Anzoátegui), moreno, de pelo y ojos negros, con nariz moderada y con un bigote poblado. Tiene 8 años de graduado en la Universidad Central de Venezuela, se especializó en el ramo Mercantil, su liderazgo lo hace ser estimado entre sus compañeros, es muy extrovertido, echa cuentos en clases cuando se lo permiten los profesores, es muy entusiasta y zalamero. Ha estudiado algunas veces con Lérida y una noche la acompaña hasta el estacionamiento a buscar su carro, vienen conversando de temas variados y Manuel la toma por los hombros y centrando su mirada le dice: _ Chama, me provoca de repente darte un beso, porque me estás atrayendo mucho, fíjate que no me he interesado por ninguna compañera aquí en l universidad ni fuera, por mis ocupaciones. Pero no lo voy hacer porque quiero que tú me lo des cuando te conquiste y te haga mi novia. Prepárate que lo voy a conseguir_ La soltó lentamente. Lérida se sintió muy nerviosa y no esperaba la reacción de su compañero y le contestó: _ Manuel…no se que hacer ni que decirte…!Por favor déjame irme! Hablaremos mañana. Hasta mañana. _ Hasta mañana Lérida. Mejor lo pensamos y hablamos mañana_ le contestó él aceptando la propuesta de la chica. Ella entró a su carro y le costó introducirla llave en la suitchera , las manos y las piernas le temblaban, respiró hondo y se alejó lentamente. Durante el recorrido a su casa, sintió sus genitales húmedos, el corazón le latía aprisa y un calor se fue apoderando de su cuerpo, era extraña la sensación, porque afuera estaba el ambiente frío. Sus pensamientos no cambiaron y llevaba fija la escena, la mayoría de los hombres cuando la buscaban enseguida iban al grano, pero éste la desarmó y a pesar de desearla no la besó. Él había actuado con astucia de zorro viejo, y esto la había impactado, el águila estaba ya en las garras del zorro. Ahora debía pedirle perdón a Dios, por la conducta disipada que llevó desde pequeña, si él era el hombre de su vida. Bienvenido sea. Pero había un hombre que se había fijado en ella y se lo estaba manifestando, con tretas, con una estrategia de un hombre corrido en siete plazas. Pero lo más importante es que había alguien que también le llamaba la atención y le gustaba, le atraía su seguridad cuando intervenía en clases y cuando intercambiaban ideas o puntos de vistas con los profesores. Nunca es tarde cuando la dicha es buena ¡Aprovecha pendeja que si te descuidas te quedas para vestir santos! Deja fluir esta emoción, este encuentro, no tienes nada que perder, por el contrario estás ganando una experiencia, posiblemente un amor duradero. Nunca te habían desarmado de esa manera. Ese oriental tiene su tumbao y su guaguancó como dice la salsa, que tú bailas y que te gusta a ti. ¡Pero cuidado motolita no te descubras de repente! ¡Date tu tiempo! ¡ Poco a poco llena la gallina el buche! Tienes que tener un noviazgo muy formal, si es que llegan a algo serio, no te le estés dando de buenas a primeras y acuérdate ya no estás utilizando esa propaganda en la televisión: << Llévese los corotos de la casa! SIN INICIAL, SIN FIADOR, SIN REFERENCIAS>> Eso lo hiciste antes y ves que y ves que resultado te dio NINGUNO. Ahora pendeja ponte mosca, no aflojes aquello sin que tengas algo formal ya establecido. No…no es que vas a estar con el así te estés babeando y no aguantes mas. Esa vaina tuya es mas zumba, ragala que una chicha de pueblo.ACUERDATE NADA DE ADELANTO, DE TOCADERA. USTED ES UNA SEÑORITA Y SE VA A DEJAR RESPETAR !CARAJO! Coño me da miedo, estoy pensando y hablando conmigo como si fuera mi abuelita gocha !Que en paz descanse! Bueno tampoco es para hacer un drama, no te precipites a los acontecimientos y !no cuentes los pollos antes de nacer!