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martes, 8 de octubre de 2013

Capítulo XXI de la novela " La Motolita" de Alberto Isaías Guilarte

Lérida y Manuel habían comprado un apartamento lujoso en una urbanización del este de la Ciudad. Un sábado en la tarde decidieron invitar a los padres de ella, la señora Teresa de Suárez, su suegra, a su hermano, a su cuñada Gloria Suárez y su tía María Andrade. Allí les mostrarían las fotos del matrimonio, de la luna de miel, entre los dos habían preparado un arroz con pollo, ensalada, servían cerveza y wisky. Les narraron los sitios turísticos de Aruba, sus anécdotas y Manuel los hacía reír con sus chistes. Luego de tomarse una docena de cervezas, Pedro Gamarra Pérez dejó a un lado su timidez y les preguntó: _ ¿Cuál es el fantasma que nace cada noche y muere con el alba? ¿A que no me la adivinan? La señora Teresa, alta, morena, delgada, de pelo negro, nariz perfilada, también es muy extrovertida y echadora de bromas, le contesta: _ Gasparín el fantasma de las comiquitas…Jua..Jua..Jua_ riéndose a carcajadas. _ ¡Mamá es algo serio! No ves como lo pregunta el señor Pedro _le contesta la flaca Gloria, de pelo teñido de amarillo, de ojos negros, labios carnosos y busto abundante. _ ¡Carajo para mi son los espermatozoides! Esos bichitos no duran mucho_ le contestó la simpática María. Todos se reían a carcajadas y el gocho Pedro se sentía muy contento de propiciar la alegría en esta reunión. Jesús Enrique, también “alebrestao” por la docena de cervezas que se tomó respondió: _ para mí son los celos, esos bichitos se hacen de día y cuando uno está chévere con su pareja en la noche, se mueren para nacer el día siguiente cuando lo vuelven a celar a uno o a una. _ ¡Qué va nadie adivinó! Apréndanselo para que no los vuelvan a ser caer por inocentes. Es la esperanza. Eso lo encontré en la novela "Turondot” de Giacomo Puccini. Así como lo oyen y lo mientan_ contestó muy regocijado Pedro. Manuel rápidamente hace de esto un chiste diciendo:_ Carajo suegro yo te felicito, porque a pesar de no haber ido a la universidad más científica del mundo, donde entran gochos y salen doctores, usted se las traía escondiditas. Todos largan la carcajada y Pedro arruga la cara y contesta:_ Mire yerno, vea usted y respete oras, porque la Universidad de los Andes es una de la más reconocida de América oyó. _ Suegrito querido, ya usted debe saber que son echaderas de bromas para pasar un buen rato y yo a ustedes, no porque están presente, los quiero muchísimo_ contestó Manuel dándole un abrazo a Pedro, Encarnación y a su cuñado. María enseguida tomó la palabra y les dijo: _ Querida familia ahora que me acuerdo quiero relatarles varios hechos de la vida real que pasaron en los Andes, sin ánimos de estar echándoles leña a la candela, sino que es muy interesante estas anécdotas y nos dan varias moralejas. _ Ya va hermana, antes que tu empieces con esas historias tan interesantes que tu cuentas, no puedo quedarme callada y preguntarle esta adivinanza: ¿Qué arde como la fiebre cuando recuerdas las grandes acciones pero se enfría con la muerte?_ le preguntó al grupo Encarnación muy sonreída. _ Suegrita, ahora si es verdad que usted me ponchó _ respondió Manuel rascándose la cabeza. _ Cónchale mamá no sabía que tú también te aplicas con la lectura y con las adivinanzas. Esa tampoco yo la sé_ contestó Lérida sorprendida. _ Nos rendimos contestaron todos. _ La respuesta es la sangre. Así de simple, yo también aproveché de leer la novela que dijo mi amor querido_ contestó Encarnación burlándose de todos y riéndose a carcajadas. _ Atención. Atención yo vuelvo a tomar mi palabra y estén muy alertas. En un pueblo muy bonito de los Andes, con mucho colorido, vegetación abundante con sus hermosas flores de todo tipo, casas de bahareque, techos de tejas, enclavadas en calles empinadas y calles hacia abajo, vivía una señora proveniente de una honorable familia de ese pueblo. Allí distinguían a los habitantes como los de “la calle arriba” y los de “la calle abajo”, una esquina era la frontera divisoria para establecer su procedencia. Los de “la calle de arriba” eran despreciados por su condición social, cultural y económica, pero fundamentalmente por el primer factor. Los patrones rígidos y casi decisorios como si vinieran de la Inquisición, consideraban un delito mantener amistad con ellos y era una proeza o casi imposible la celebración de una boda, ya que la familia se constituía en un bloque opositor, un tribunal casi parecido al presidido por el célebre Torquemada, que no cedía ni un milímetro en sus decisiones. Una señora que les voy a describir vivía en la “calle de abajo”. No le paraba al que dirán, vivía una vida desenfrenada, desordenada y tenía un record, como cualquier deportista, de tener muchos amantes en su colección, quienes venían de diferentes condiciones y estatus sociales. De esas uniones inestables procreó 2 hijos morochos, un varón y una hembra, producto de la relación con un sacerdote que ejercía su apostolado en ese pueblo. _ ¡No puede ser! _ interrumpió asombrada la señora Teresa, tapándose la boca con la mano derecha. _ No te digo que vivimos con los patrones de una moral victoriana_ aseveró Gloria. _ Sigue tía que este relato está interesantísimo y yo quiero saber el desenlace_ opinó Lérida moviendo las manos nerviosa y en señal de que continuara. _ La dama en cuestión frecuentaba la iglesia vestida muy llamativa, usaba una mantilla blanca, como las que usaban las españolas en misa. Exageraba su fervor religioso, rezando con aparente devoción y concentración. De esta manera motivaba la curiosidad, la admiración y la incredulidad de quienes la conocían, sobre todo por su vida licenciosa, pecadora y amoral. Ella crió a una sobrina, hija de un hermano. Hoy en día es una médica muy reconocida, especialista en Traumatología, vive en Nueva York. Ésta médica trabajó y llegó a ser la jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Vargas de Caracas. Dicen que hijo de gata caza ratones y la doctorcita, sigue su mismo patrón de su madre de crianza, su conducta la imita, no sé si por ósmosis adquirió ese comportamiento o fue la influencia del ambiente en que transcurrió su vida, marcaron su niñez, su adolescencia, en fin su juventud. Esta motolita tiene varios divorcios, sus esposos la demandaron por causas que provocaron comentarios muy desfavorables y perjudiciales a su reputación, tuvo amantes y los cachos de sus esposos eran más grandes que la cornamenta del papá de Bambi, el venado de la famosa película de Walt Disney. _ No puede ser tía…no puede ser_ decía Lérida tratando de asombrarse ante este relato y haciéndose la inocente. _ Así son las cosas mi amor: Hay mujeres que por sus traumas psicológicos y por su formación naturalizan los hechos abominables que realizan y lo hacen como si no quiebran un plato_ le destacó Manuel. Lérida se estremeció my su piel se erizó, no era causal este relato, se estaba viendo en ese mismo espejo y nada ni nadie la descubriría, porque si se quitaba su disfraz su vida rodaría como una piedra por el suelo. Debería mantenerse circunspecta, aparentando ser pura, limpia, casta, incorruptible, conservando su imagen como el agua, limpia, pura, inodora e insípida. También en su mente se ordenaba no solo tomar riesgos sobresalientes de los animales para sobresalir sino también mecanismos de defensa, la cubrían con un manto protector y asumía una conducta con una proyección del símil del elemento vital para el ser humano. _ No se me distraigan y sigan prestando mucha atención señores. Y sigo con el relato_ les llamó la atención María Andrade _ Cuando la doctora vivía en Caracas estuvo a punto de destruir el matrimonio de una conocida mía, la perversa era más culpable que su seducido. Su primer esposo fue un celebre escritor andino, un hombre de una calidad humana asombrosa, no merecía el engaño y la traición. Su literatura se hizo famosa y es reconocido internacionalmente, ha dictado muchas conferencias en muchas universidades del mundo. ¡Si los cachos se les brotaran a los engañados! ¿Cómo se hubiera puesto el birrete el pobre hombre? De su matrimonio nacieron dos hijos, un varón, destacado ingeniero residenciado en Salamanca (España) y una hembra, que desafortunadamente penetro en el paraíso perdido de las drogas desde casi era niña, ella vive en Nueva York, al lado de su madre. Esta mujer va a dar a luz pronto y ojala que el niño nazca sano, porque ella dejo las drogas. El ultimo esposo de la susodicha, al que esta unido en apariencia, también es un medico cardiólogo, mucho mayor que ella, esta residenciado en Caracas y esta enfermo del corazón. Uno de los amantes de la doctora es sobrino de su actual esposo. Si se imaginan que dicha mujer pudiera ser amargada, déspota, agresiva… no pues se equivocan, al contrario es una mujer dulce, educada, de modales refinados y sin ser una pianista profesional interpreta el piano muy bien. Es para que vean ustedes familia, el contraste entre una personalidad en polos opuestos y contradictorios. No será que esta demonia tiene dones para engañar a la gente y aparenta ser un ángel, servicial y la procesión va por dentro. Si recordamos a la madre de crianza era totalmente diferente a ella, dos personalidades antagónicas, era una chismosa enfermiza y todas en el pueblo siempre comentaban que cuando ella muriera tenían que comprarle dos urnas: una para su cuerpo y otra para su lengua viperina. Como los he mantenido atentos con mi cuento, no quisiera dejarlos solo con este también relatarles otra historia de la vida real que paso de verdad, estos no son cuentos, pasaron y sucedieron o están sucediendo a diario y de ellos debemos sacar una aprendizaje para no dañar a terceros. Dos hermanas muy pequeñas quedaron huérfanas de padre y madre. La mayor se caso y se llevo a la más pequeña para terminar de criar. Cuando estuvo señorita se enamoro del esposo de la hermana, a quien debía considerar su madre de crianza y al ser correspondida por el iniciaron un romance novelesco. La señora durante varios años soporto esta terrible situación, que tenia como escenario su propio hogar, hasta que al fin la “motolita” se fue del hogar para poder vivir abiertamente con su cuñado, sin cuidarse de las apariencias, ni mucho menos del dolor de su hermana y se comentaba que como la distancia de las dos casas era poca, se colocaba cerca de la ventana hasta altas horas de la madrugada para ver desde allí la camioneta del esposo. Era como un alma en pena saliendo para denunciar al mundo la traición de su “hija de crianza”. _ Perdone que la interrumpa tía, pero es q ue me parece inaudito que puedan haber seres de esa calaña haciéndole daño a su familia, ni siquiera a otros desconocidos, como dice el refrán el que le pega a su familia se arruina _ le interrumpió Lérida. En su conciencia le retumbaba la palabra motolita y se acordaba cuando en muchas ocasiones la llamaron así, su propia tía le mostraba indirectamente su retrato o estos relatos la describían, la desenmascaraban a ella y en su patología sus mecanismos de defensas la protegían para no hacer una crisis psicológica. _ Es que sobrina tampoco se justifica el daño a los que no son de la familia o a unos desconocidos como dices tú. Ustedes como abogados tienen mayor preparación y conciencia para saber lo que es delito, las faltas, las traición, el engaño y todas esos factores que puedan destruir un hogar, una familia o a personas individuales. Pero déjame terminar mi relato_ recalcó María Andrade y siguió describiendo estos acontecimientos reales: _ Pasaron muchos años, la hermana agraviada murió y en el pueblo comentaban que fue debido a su sufrimiento, por lo cual aligeró su fallecimiento. Los amantes no tuvieron ningún impedimento para casarse y lo hicieron, no procrearon hijos, porque ya ella no estaba en edad para concebirlos. Dos hembras fueron el fruto de su primer matrimonio con su esposa, él enfermó y hace 4 años que falleció y sus hijas se reconciliaron con la tía, culpable de la ruptura del matrimonio de sus padres y del martirio de su madre, especialmente. La visitaban por respeto y amor hacia él. Después decidieron romper los vínculos familiares que las une. “La motolita” que protagonizó esta historia, yo la conozco y está viva, no les voy a decir quien es, es ya una anciana (tiene 90 años), goza de gran aprecio en la comunidad, porque su conducta cambió después que se casó con el único hombre que existió en su vida, ahora su comportamiento es intachable. La doñita elabora manualidades, especialmente tejidos y bordados, y creo que no existe otra persona que los supere, sus trabajos son muy reconocidos y acuden a su pueblo a adquirirlos, yo no se si su vida se comentará y se ha hecho pública porque no hay nada oculto entre el cielo y la tierra. Por rara coincidencia, una hermana de su esposo, es íntima amiga mía, iniciamos una bella amistad desde que teníamos 15 años. Y como un contraste entre una mujer de mundo y una muy espiritual, les cuento: hace poco asistí a conocer una iglesia, la de Nuestra Señora del Mundo, ubicada en la Urbanización La Paz del Paraíso, conocí a Magdalena Gómez Dávila, fundadora de las Damas Marianas, hace 52 años con el Padre Francisco Moreno, de origen francés. Esta extraordinaria mujer es respetada por todas las legionarias y por la comunidad en general que día a día le rinde los honores que se merece. En este templo me llené de paz, de tranquilidad, de amor. Se respira una energía única. La virgen es morena, muy hermosa, porta en las manos la esfera mundial, su mirada es compasiva, bondadosa. El templo fue inaugurado el 17 de diciembre de 1989 por el Cardenal José Ali Lebrún. Allí estas desinteresadas damas propician el amor, la caridad y la ayuda a la comunidad. Y para finalizar espero que estos hechos le hagan reflexionar para no imitar conductas negativas de esas personas descritas anteriormente y a defender el matrimonio como el mecanismo que perpetúa a la familia como átomo de la cadena de reacción de la sociedad y de las poblaciones del mundo_ dijo emocionada María Andrade. _ Un fuerte aplauso a la tía María_ gritó Manuel. Todos aplaudieron y abrazaron contentos a la narradora de estos relatos. Enseguida Lérida los invitó a sentarse en la mesa, continuaron hablando de todo y una vez que estuvo caliente la comida, cada uno se servía, les pareció excelente la preparación y presentación de la misma. Terminaron de cenar y todos al rato decidieron marcharse. Se despidieron muy contentos, expresando se repitan estos encuentros familiares. Manuel ayudó a recoger, lavar y guardar la vajilla. Ambos vieron televisión hasta tarde y se acostaron a dormir. En la madrugada Lérida se sobresaltó de repente y pegó un grito: _ Yo no soy una motolita…yo no soy una motolita. _Mi amor..mi amor despiértate… ¿Qué te pasa? Tienes una pesadilla. Te impactaron los cuentos de tu tía_ le dijo Manuel tomándola por los hombros y la sacudía para despertarla. _ Si mi amor tuve una pesadilla. Me tomé a pecho los cuentos de mi tía. No te preocupes que ya estoy bien. Vamos a seguir durmiendo. Se levantaron muy temprano, cada uno acudió a su bufete. El día fue muy caluroso, sus ocupaciones los mantuvieron muy atareados y al final de la tarde, ella lo telefoneó diciéndole que se verían en la noche en el postgrado. La neblina sobre la montaña y los edificios de la universidad, pasan como recuerdos fugaces y Lérida sacude la cabeza para no rememorar acontecimientos que puedan perturbarla. Ahora es la esposa de un colega también triunfador y ambos deben conquistar el mundo.

1 comentario:

  1. Ahora mas interesada en su novela Don Alberto Guilarte, por nada del mun do me quiero perder el final de La Motolita.

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