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viernes, 4 de octubre de 2013

Capítulo XIX de la novela la motolita de Alberto Isaías Guilarte

Lérida atendió a un señor que buscó su ayuda profesional para demandar a su concubina por haberlo dejado en la ruina, se trata de un celebre empresario del ramo de la fabricación y venta de techos de zinc y la hojalata. Pedro Francisco Díaz, de 78 años, barloventeño, alto, corpulento, de color negro, habla muy despacio y se encuentra muy deprimido. _ Doctora vengo a que usted me ayude a recuperar mi empresa. Resulta que yo viví 15 años con Eufracia Gorrondona, tiene ahorita 38 años y me hizo una marramucia con el gerente general de mi negocio. Yo le tenía una gran confianza a él, Luis Peraza, de 40 años, Contador Público, quien por 18 años me ayudó a hacer próspera y reconocida mi empresa. Mi mujer visitaba ocasionalmente el negocio, en oportunidades y sobre todo, en algunos fines de semana Luis, el desgraciado ese, visitaba nuestra casa cuando necesitaba que le firmara algunos documentos urgentes. No se en que momento se empataron los condenados esos, ni se como hicieron para traspasar mis acciones a ella. Lo cierto es cuando me di cuenta ya era demasiado tarde. Así que confío, porque me la recomendaron a usted por solucionar un caso parecido al mío y ayudó a ese comerciante a salvar su empresa_ le explicó el señor Díaz, quebrándosele la voz y respirando profundamente para controlarse. _Señor Díaz, es cierto defendí a un empresario en una situación semejante a la suya y ganamos el juicio. Así también será el suyo. Me debe traer el documento original y una copia fotostática del Registro Mercantil de su empresa, alguna carta o documentos firmados tanto por su señora como por su gerente. Yo entrevistaré a su personal en su empresa y contrataremos a un experto en grafología, para investigar como le falsificaron su firma, que es lo más probable que haya sucedido. Usted va recuperar su empresa y serán posiblemente las pruebas que presentaremos contra de ellos. Váyase tranquilo a su casa, descanse y muy pronto la empresa volverá sus manos. Con relación a mis honorarios, no se preocupe, que una vez que ganemos el juicio usted tendrá suficiente para pagarme_ le argumentó con mucha seguridad, mirándolo a los ojos y le dio un abrazo. _ Gracias Doctora, con razón me la recomendó muy bien un amigo empresario. Lérida telefoneó enseguida a su colega y enamorado Manuel Suárez, solicitándole información acerca de la investigación y juicio en el ramo mercantil. Él muy entusiasmado por la llamada la invitó a almorzar para establecer las acciones y estrategias a seguir con el caso. _ Mi amor gracias por consultarme no digo este sino muchos casos. Éste está papayita, como tu le pediste los documentos y cartas, con el grafólogo vas a probar la falsificación de firmas y luego vas a sustentar con todas las pruebas y los testigos la demanda respectiva. Te felicito porque ya vas bien encaminada. Por cierto, quiero invitarte mañana en la noche a bailar, si tu estás de acuerdo te paso buscando por tu casa a las ocho de la noche, para regresar temprano. _ Está bien Manuel, acepto la invitación y gracias por el almuerzo y tus acertadas orientaciones_ le respondió muy contenta. _ Caramba mi amor nos vamos a ir conociendo poco a poco, saldremos y tú vas a ver seremos una pareja envidiable, profesionales exitosos y muy felices_ le puntualizó Manuel. _ Si lo nuestro se va a dar, se dará primeramente Dios_ le expresó Lérida, persignándose. La pasó buscando a la noche siguiente, llevaba una chaqueta deportiva azul claro con el cuello y la pechera roja, pantalón gris y camisa color verde. Ella se puso una blusa transparente anaranjada, una minifalda negra y se hizo un peinado en la peluquería. A la discoteca que asistieron, ella la conocía porque había ido con su antiguo profesor Raúl Manrique. Bailaron todo tipo de música y ambos mantuvieron la compostura, aunque a veces cuando la música era suave, estuvieron a punto de besarse, pero ella se controlaba y no le correspondía. La llevó al frente de su apartamento y al bajarse de la camioneta, ella lo besó en la mejilla y le dijo: _ gracias Manuel, fue una noche maravillosa. Te felicito porque te portaste muy bien, eres todo un caballero, hasta mañana. _ Muñeca las gracias que te adornan, tú eres adorable. Hasta mañana. El grafólogo comprobó con varios documentos analizados, donde aparecían frases con la letra del gerente general, su culpabilidad en el caso y la complicidad de la conviviente del señor Pedro Francisco Díaz, hizo que los denunciara ante la policía científica y a ambos los detuvieron. En el juicio con las pruebas y las declaraciones de los testigos, los condenaron a 10 años de prisión y el señor Díaz recuperó su empresa, sus bienes y toda su fortuna. El pago por sus honorarios fue una alta suma, por lo que ella invitó a Manuel a tomarse unos tragos para celebrar este triunfo. Manuel luego de tomarse tres whiskys le dijo que cada día le gustaba más y esperaba una respuesta favorable por parte de ella. _ Manuel yo fui criada a la antigua, por unos padres muy conservadores, por favor dame tiempo para saber si te voy amar_ le dijo, controlándose mucho para no expresarle lo que sentí por él y para lograr mayor dedicación de él para su persona. Lérida sabía actuar muy bien, porque tenía la experiencia con otros hombres y como se lo había prometido, no le iba a permitir que la obtuviese tan pronto, sino que si se casaban entonces hasta ese momento no iba a ser de él. También de esa manera lograba que él se interesara en ella. Se veían en clase, estudiaban juntos la mayoría de las materias y él la escoltaba con su camioneta hasta la puerta de su apartamento. La inseguridad en las noches de la gran urbe capitalina, se había incrementado. Había asistido a tres fiestas a casa de compañeros de estudios y otros amigos, fueron un domingo a la playa y disfrutaron al máximo bañándose en la mar. Una noche cuando la acompañaba al estacionamiento a buscar el carro, había luna llena y él la tomó por los hombros y le preguntó: _ Mi amor ¿quieres ser mi novia? Yo te he demostrado que te quiero muchísimo y te voy a dar un beso_ buscó sus labios y ella le correspondió. _ Si mi amor yo también te amo y seré tu novia. La escoltó como todas las noches a su apartamento. Pasaron tres meses y Manuel le propuso ir a conocer a sus padres y hermano. Ella aceptó y acordaron hacerlo el sábado siguiente a las 6:00 de la tarde. Ella pasó toda la tarde muy nerviosa, preocupada por el encuentro entre su amor y su familia, se preguntaba si se aceptarían recíprocamente<> Al oír el sonido del timbre, Lérida gritó: _ familia llegó mi novio… es él_ Abrió la puerta, ya todos estaban arreglados esperándolo, le abrió la puerta, lo besó en la boca y lo presentó diciendo: _ familia este es mi novio Manuel Suárez Perdomo. _ Mucho gusto señora, es un placer conocerla_ le da la mano y le sonríe. _ Es un placer señor Gamarra_ le apreta la mano. _ Cuñado nos vamos a llevar muy bien…tú vas a ver_ y lo abraza. El papá de Lérida destapó una botella de wisky y brindaron, luego de conversar amenamente un buen rato, la señora Gamarra convidó a su hija a poner la mesa. Había preparado un pasticho con carne, ensalada. Lérida ayudó a poner los platos y los cubiertos y su hermano descorchó un vino rosado, que sirvió en copas largas. Pedro Gamarra Pérez toma una copa y hace este brindis: _ por la felicidad de mi hija y de mi futuro yerno, que Dios les de mucho amor, comprensión y respeto, como nos los dio a Encarnación y a mí. Salud, prosperidad y felicidades. Diga algo Doctor_ _ Me siento muy complacido de haberlos conocido y que me permitan entrar en su casa. Lérida y yo nos amamos y ojalá sea pronto, brindaremos cuando les digamos que nos vamos a casar. Salud_ Luego de la cena y ya cerca de la medianoche. Manuel solicitó permiso para retirarse, besó a Lérida y se despidió de todos. _ Mi amor ten cuidado! Que Dios y los ángeles te protejan! Nos vemos el lunes en clases_ le dijo Lérida besándolo en la boca. _ Hasta el lunes mi amor. Yo se que Dios y los ángeles me cuidan. Buscó la camioneta en un estacionamiento público cercano y se dirigió a su casa. La ciudad no duerme, pocos vehículos transitan las avenidas y en los sitios nocturnos, las parejas bailan frenéticamente, otros consumen en los restaurantes y negocios de comida rápida. Por las avenidas los recogelatas revisan las grandes bolsas negras, para recopilar los envases de refrescos, cervezas y alguna que otra pieza de metal importante, los desperdicios de comida también calman el hambre del día. Su patología mental los degrada y como las ratas consumen los alimentos desechados por otros. Bendito el día en que no veamos ya a esos seres hurgar en la basura para subsistir, habrá oportunidades para todos y la patria será próspera, disminuirá la delincuencia y la pobreza.

2 comentarios:

  1. Hay mi Dios yo espero que mi amiga recapacite y sea feliz, seguire leyendo cada vez mas impaciente por saber. Muy bena la novela.

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  2. Hay mi Dios yo espero que mi amiga recapacite y sea feliz, seguire leyendo cada vez mas impaciente por saber. Muy bena la novela.

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