Buscar este blog

domingo, 29 de junio de 2014

Mantener la ira contra alguien Martha Elena Osorio Tamayo

“Aferrarse a la ira es como agarrar un carbón caliente, con la intención de tirarlo a alguien más. Tú eres el que se quema.” Buda Ante una situación de conflicto, cuando el otro nos dice o nos hace algo que no nos gusta, tendemos a quedarnos con rencores, y nos suele costar mucho esfuerzo el poder dar vuelta la página de verdad. Si estamos transitando o intentando transitar un camino espiritual, puede ser que nos intentemos auto convencer de que ya no guardamos ningún rencor hacia nada ni nadie, podemos llegar a sentir que es así, pero luego de un tiempo vemos que ante cualquier cosa mínima que nos haga recordar a dicho evento o a dicha persona, el rencor vuelve a aparecer. Una visión muy novedosa, sumamente simple y que nos puede ayudar mucho, es darnos cuenta de que si guardamos rencores, si nos quedamos con broncas, somos nosotros los principales perjudicados. Si tengo esos sentires en mi, los sentiré directamente en mi cuerpo, muy probablemente como un bloqueo o sensación fuerte de incomodidad en el plexo solar, que es justamente el centro energético o chakra relacionado con las emociones, que se ubica un poco por encima del ombligo. Si no soy consciente de esto, si no practico la auto observación, puedo alimentar aun más estos sentires con mis pensamientos: pensamientos que justifiquen y lleven a más rencor y más separación, pensar en lo mal que hizo esa persona, en cómo pudo hacerme eso, pensar que nunca más quiero volver a acercarme a esa persona, etc. Llegados a ese punto, el malestar que sentiremos puede ser muy notorio. No solo se sentirá esta incomodidad en nuestro plexo solar, estas emociones y pensamientos disonantes también drenarán nuestra energía vital. En definitiva y en palabras simples, quedaremos hechos “un trapo de piso”. Al hacernos conscientes de esto, nos daremos cuenta del poderoso hecho de que si de verdad soltamos los rencores, si de verdad aceptamos la situación y podemos ver al otro más allá de la ofensa, los principales beneficiados seremos nosotros, porque volveremos a sentir paz, volveremos a sentirnos libres por dentro, nuestro cuerpo se volverá a sentir relajado, ya no habrá bloqueos, nos sentiremos nuevamente con la presencia y la energía vital activa en todo nuestro cuerpo, especialmente en nuestro corazón. Tendremos más ganas de vivir, sentiremos dicha, entusiasmo, volveremos a estar conectados con nuestra Esencia. Desde este nuevo lugar, será mucho más fácil comenzar a sentir verdadera aceptación hacía el otro y hacia la situación que me tocó vivir. Entonces, además de ser un regalo para mí, también será como consecuencia un regalo para el otro. Si por el contrario, hubiéramos encarado esta situación sólo desde el esfuerzo de querer aceptar al otro inspirados en el común conocimiento de que “perdonar es algo bueno”, sería un enfoque muy noble, pero que nos puede costar muchísimo esfuerzo, esfuerzo que puede terminar siendo infructuoso. Desde este nuevo lugar, como se explica en la técnica del Ho’Oponopono, también podré ver más fácilmente cuáles fueron las causas internas mías que me ayudaron a vivir esa situación, o que me hicieron sentirme tan dolido con dicha situación. Generalmente las cosas nos pasan, y hay otro u otros involucrados, pero a la vez los dolores se aumentan por heridas no sanadas de nuestro pasado. Entonces estos hechos nos pueden ser de gran utilidad para auto conocernos mejor, para sanar y abrazar cuestiones pasadas. Desde esta visión el otro termina siendo un facilitador que nos puede estar mostrando algo a sanar. Todo esto no significa que no podamos sincerarnos con la otra persona, decirle que su actitud nos ha hecho sentir mal, que nos hemos sentido heridos, que su obrar nos parece demasiado fuerte, que no esperábamos eso de ella/él, que nos damos cuenta de que nuestro dolor puede en parte verse aumentado por nuestras propias heridas del pasado, pero que de todas formas duele, o lo que sea. Por el contrario, el consejo es intentar siempre decir

2 comentarios:

  1. Eso es asi el rencor es como una enfermedad que no tiene cura, muy importante este blog Don Alberto Guilarte, gracaias!

    ResponderEliminar
  2. Agradezco este tipo de artículo. El rencor carcome la vida del ser humano, nos vuelve indefensos, es como una flecha lanzada directamente al corazón envenenada con el propósito de alimentar el ego y segar nuestra espíritu frente a la realidad o propósito del Ser superior. Reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestros hermanos es liberarnos del yugo que nos oprime, es permitir que el espíritu divino se exprese y realice su obra de amor y salvación.

    ResponderEliminar