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jueves, 30 de diciembre de 2010

El burro mentiroso

EL BURRO MENTIROSO
Por Dr. Alberto Isaías Guilarte
En un pueblo del llano venezolano abundaban el ganado vacuno, caballos, burros, animales domésticos y salvajes.
Balo era un burrito negro con dos grandes manchas en el lomo, vivía en el depósito de la Ferretería “Los Llanos Bajos” de Juancho Sarmiento, un apureño fornido, alto, blanco, de grandes bigotes, pero más mentiroso que un político en campaña.
También los animales copian las malas mañas de sus amos y Balo, naturalmente era también muy mentiroso.
Cuando llegaba a descansar al depósito empezaba a contar sus cuentos y aventuras para impresionar a Berta, la burra cobriza, a Pacho el caballo del amo y a Macha la vaca de ordeño.
_ Una vez fui al pueblo de Elorza llevando una carga pesada con mi amo para unas fiestas patronales, habían toros coleados, parque de atracciones y bailes de joropo. Nosotros también nos reunimos, cuando nos amarran para esperar a los amos y en una conversa como esta, estábamos los caballos y los burros. Un caballo blanco y agresivo hizo una apuesta con todos, si se caía una muchacha de la manga de coleo ganaba él el nepe, la avena o cualquier alimento que les dieran a todos en el comedero; si se caía un hombre ganábamos nosotros. Entonces yo le cambié la apuesta y lo reté diciéndole que yo pronosticaba la caída de una vieja y todos aceptaron.
Al terminar la corrida fue una vieja que se cayó y gané toda la comida con nepe, tusas tiernas de mazorcas y conchas de frutas. Tremenda hartazón me di ese día._ les mentía Balo.
_ ¡Oh tu si tienes suerte Balo!_ le contestó Berta.
_ Siempre ganas en las carreras de burros, jugando ajileí o atacando burritas, dame el secreto mano _ le dijo Pacho.
_ ¡Quien se hubiera comido toda esa comilona! Con el hambre que yo tengo_ expresó Macha.
Así Balo trataba siempre de impresionar a todos los otros animales con sus hazañas mentirosas: si cuando regresaba de noche solo por un estero lo atacó un tigre y de una fuerte patada lo mató en el acto; que una vez le salió la aparición del silbón en una noche muy oscura y con los ensalmes efectuados logró salirse del paquete; fue a beber agua a un caño y una tragavenado se lo estaba tragando y le lanzó dos patadas poderosas reventándola por dentro y salió flechao.
Una noche sin luna, regresaban los jinetes y los burros de carga, luego de haber realizado un negocio en un pueblo cercano, Balo iba todo cansado y con mucho sueño, se había quedado rezagado e iba de último, cuando de repente se le apareció el fantasma del burro
sin cabeza, era como una centella de luz que lo escandiló y lo tumbó al suelo y le gritó:
_ ¡Ahora nadie te va a creer cuando cuentes lo que te está sucediendo! Ja. ja.  ja.ja _ la risa era terrorífica y Balo se quedó como una piedra, su pelo se puso blanco y no podía salir huyendo a toda velocidad y se desmayó.
Al salir el sol recuperó sus fuerzas y galopando con grandes bríos llegó a su casa, pasó tres días sin hablar y se quedó canoso para siempre. Todos le preguntaban que le había pasado y nadie le creyó su verdad. Desde ese día jamás dijo una mentira y le hizo caso a Berta cuando decía: << Mas vale creer en mis verdades que engañarme con mis mentiras>>

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