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jueves, 30 de diciembre de 2010

El león miedoso

EL LEÓN MIEDOSO
Por Dr. Alberto Isaías Guilarte

En lo más profundo de la selva papá león lleva a mami leona a tener su cachorro en la cueva cercana a la gran catarata. Luego de estar allí un mes, nació Pipo, un leoncito muy peludo, de color amarillo y blanco.
Mientras papá león cazaba venados y otros animales para arrastrarlos a la cueva, la mami lamía con su lengua a Pipo y lo amamantaba.
Al pasar tres meses ya Pipo salía cerca de la entrada de la cueva y jugaba con los otros cachorros de la manada.
Un día se produjo una fuerte tormenta, las gotas de lluvia caían uniéndose en riachuelos cristalinos, los nubarrones chocaban y producían rayos y centellas. Un gran estrépito se oyó en la selva, un rayó cayó muy cerca de la entrada de la cueva y el eco aumentó la explosión asustando al pequeñito, que temblaba de pánico a pesar de que sus papis lo acurrucaban y lo lamían para calmarlo.
Fue creciendo con un temblor en su cuerpo y cada vez que tronaba, se acurrucaba y se tapaba las orejas con las patas.
A sus padres lo mataron unos cazadores, para comerciar sus pieles y Pipo, no pudo pelear contra Refa para ser el jefe de la manada, sus rugidos le daban mucho miedo y le recordaba los horribles truenos.
Refa se adueñó de la manada, con su agresividad  y fuerza imponía su voluntad; los otros leones lo complacían en todo.
Pipo se hizo amigo de Beto, el puerco espín, quien al principio pensó que él se lo iba a comer cuando se encontraron bajo los inmensos árboles.
_ No temas animalito raro, yo soy Pipo el león, no tengo amigos y soy cobarde, le tengo miedo a todo, especialmente a los truenos y centellas. Ven acércate no te puedo comer porque tienes esas puyas inmensas. Vamos a hacer amigos_ le rugió suavemente el león.
_ ¡Hola yo soy Beto! Soy un puerco espín y tampoco te hago daño. Yo lanzo mis puyas a quien me ataca y tú eres muy amistoso. Yo no creo que seas miedoso, ya si reconoces que le temes algo, eres muy valiente al decirlo. Cuando te toque probar tu valor vencerás el miedo y todos te respetarán. Seremos grandes amigos_ respondió temeroso y con una vocecita suave.
Los amigos no se separaban, buscaban alimentos juntos, se bañaban en la poza de la cascada y se defendían contra los animales que lo atacaban.
Una tarde una leona rugía desesperadamente al ver a su pequeño montado sobre un tronco y la fuerza del río lo llevaba hasta la catarata.
Pipo cortó con sus dientes una liana larga le pidió a Beto la amarra a un tronco fuerte, mordiéndola se lanzó al agua y nadó hasta agarrar al cachorro, el bejuco lo haló fuertemente a la orilla, empujó al pequeño a un sitio seguro. La corriente lo golpeaba fuertemente contra las filosas piedras, que lo cortaban, el río se tiño de rojo por su sangre y cuando ya estaba a punto de ahogarse, aparecieron dos leones fuertes y le arrimaron una rama de un árbol y lo ayudaron a salir. Estaba muy cansado.
Se corrió la noticia por la selva de que el león miedoso había salvado de morir en el río a un cachorro. Ya todos los animales lo respetaban y lo consideraban un león valiente.
Cuando estuvo recuperado, Refa lo quiso echar de la manada, porque estaba celoso con la fama de Pipo. Le rugió para asustarlo y el valiente rugió más fuerte, pelearon y Pipo lo derrotó. Refa se fue de la manada.
Todos lo animales admiraban al gran león, por ser amigo de todos y defensor de los débiles.

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