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viernes, 11 de febrero de 2011

El venado malandro Por Dr. Alberto Isaías Guilarte


Los animales del bosque tenían sus leyes muy claras y todos las cumplían a cabalidad. La lechuza “Sabi” era la consejera de esta región hermosa, en la que sus bellos prados, sus ríos, grandes árboles y las pozas de las cascadas permitían un convivencia armónica entre todos.
   “Cahi” venado conoció a “Pinta” venada bebiendo agua en una poza, se gustaron y se unieron, con el tiempo tuvieron dos crías: “Memi”, un macho muy hermoso por manchas marrones y blancas y “Sué”, la hembra con los cachitos esparramados.
   A “Memi”, su papi lo acostumbró a explorar solo el bosque, corretear por la llanada y hacer amistad rápida con los otros animales, no importando su variedad y especie. Igualmente lo sobreprotegió demasiado y peleaba con la mami cuando ella lo reprendía al portarse mal.
   A “Sué” no la dejaban salir muy lejos de la cueva, no le permitían relacionarse con otras especies y cuando ella reclamaba la igualdad en el trato, sus padres le decían que las venaditas eran respetuosas, no contestonas y se tenían que preparar desde chiquitas para ser mamás y cuidar a sus crías.
   Desde que era cachorrito “Memi” se reunía con “Tato” el jabalí,”Rono” el rinoceronte y “Checho” el hipopótamo. Todos eran más grandes, más fuertes y muy agresivos. Le gustaba jugar con ellos porque eran rudos y tremendos. Si algún animalito trataba de pelear con ellos recibía la peor parte. “Memi” con la mala junta de sus “amigotes” se sentía muy poderoso y en todo momento andaba con ellos haciendo maldades.
   Cuando lo acusaban con su padre, “Cachi”decía: _ Esas “tremenduras” son cosas de cachorros y ellos algún día las dejarán de hacer al hacerse grandes.
   Entre las maldades que hacían estaban: esconderles las bellotas y nueces a las ardillas, ensuciar las pozas  cristalinas con sus excrementos, coger miel de las abejas (a pesar de que a “Memi” era a quien picaban, despertar las lechuzas con sus ruidos y cuando algún animalito llevaba frutas para la escuela del bosque, se las arrebataban.
   Los padres de los “malas conductas” lo justificaban ante “Sabi” y el Consejo Principal, integrado por el  rabipelado “ Cheno”, el cuchicuchi “Neni” y la comadreja “Quera”
   Ya como la mayoría de los animales se habían quejado de ese grupo y sus maldades y ante la amenaza del Consejo Principal de que si se producía otra queja de mal trato a otro animalito, los encerrarían por un mes en la cueva de los mapurites y los policías felinos no los dejarían salir. Esta era una de las sanciones más temidas por los cachorros, por que podían perder el olfato, con los olores fétidos de los mapurites.
   Pasaron los años y una tarde, en el pie de la montaña, que quedaba a un día de caminar, se fueron “Memi”, ya con su imponentes cuernos de casi medio metro, “Tato” con sus grandes colmillos y “Rono” de más de mil kilos y el regordete “ Checho”, esperaron que las gallinaceas regresaran con los sacos de mazorcas para comerlas con su manada, le salieron de repente y las asustaron. Al salir corriendo, dejaron tiradas las mazorcas y ellos se dieron el gran banquete.
   El cuervo “Quintín” los observó desde su nido y voló hasta el árbol de “Sabi” y los acusó. Los “tremendos” amigos regresaron a su bosque, fueron encarcelados en la cueva de los mapurites y los obligaron a bañarse en el lago de brea negra. Todas las hojas, ramitas y la tierra se les pegaban del cuerpo y parecían otros animales terroríficos. Al mes mudaron la piel y pidieron perdón a todos los animales prometiendo que jamás se portarían mal

   Se presentaron ante el Consejo Principal y la lechuza “Sabi” los aconsejó: _Todo aquel animal que irrespete a otro; tome lo que no es de él y use su fuerza para someter a los demás, siempre termina muy mal. Espero que luego de este escarmiento cada uno de ustedes será responsable de sus actos, respetuoso con los demás y cumplidor de las leyes de los bosques y de la selva.
   “Cachi” se encaneció de la vergüenza y ahora no sobreprotegerá a “Memi”.Los amigos cambiaron su comportamiento y se convirtieron en colaboradores de sus manadas.
   “Memi” fue el papi de “Bambi”, quien filmó una película y representa la ternura de los venaditos inocentes.
   La experiencia negativa convirtió a “Memi” en un venado servicial y con el tiempo integró con sus amigos “tremendos” el Gran Consejo de la Selva, dando ejemplo de cooperación, equilibrio y armonía a la gran manada de los animales

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