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jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 13 de la novel La motolita de Alberto Isaías Guilarte

Para Lérida el madrugar no le causa inconvenientes, la costumbre se hace hábito y al movilizarse en el Metro, llega con facilidad a la Estación de Petare y toma un autobusete que la deja en la Universidad. La neblina envuelve las montañas y las edificaciones, las caminerías y jardines se tupen de rocío y la niebla se escapa lentamente, elevándose del suelo para encontrarse con las nubes. El frío de la mañana se cuela hasta los huesos, no se ve ni a medio metro, es como caminar dentro de las nubes. La mayoría de los estudiantes se calientan el estómago con un cafecito negro, “un guayoyo” y piden empanadas, cachitos o sándwiches variados. Las neuronas están más activas y despiertas, los nuevos aprendizajes se graban en la mente, es el tallado en la piedra de la conciencia. Un profesor de estatura mediana, canoso, de color moreno, delgado, nariz y labios gruesos, bien afeitado y viste un flux beige, camisa blanca y corbata multicolor, se presenta a los estudiantes: _ Bienvenidos señores bachilleres les habla el Profesor Luis Eduardo Sierra de la Cátedra Derecho I. Ya desde este momento deben considerarse Abogados de la República, para que en su mente se vaya acostumbrando a lograrlo. Lo que pensamos y anhelamos hoy, lo vamos haciendo en el futuro. El futuro es hoy. Yo soy muy exigente con mi materia, deben estudiarla y tenerla al día. Deben leer bastante. Vamos a entrar en materia: Vamos a definir en primer lugar norma, tiene dos acepciones en sentido amplio o lato sensu aplícase a toda regla de comportamiento, obligatorio o no; en el sentido estricto: stricto sensu corresponde a lo que impone deberes o confiere derechos. Las reglas cuyo cumplimiento es potestativo se llaman reglas técnicas. _ Profesor, Profesor disculpe va dictando muy rápido y yo me quedé en la lata sensu_ interrumpió Olga Pietro, levantando la mano derecha. _ Señorita ¡Que ocasión tan oportuna! Para aclararle a todos sus compañeros que la mayoría de los profesores no venimos a dictar como en bachillerato, las clases se denominan magistrales porque los profesores exponen la materia de corrido, los alumnos intervienen para que se les aclarare dudas, para hacer aportes y para debatir ideas sin caer en discusiones estériles. Y les enfatizo que deben tener dominio del latín. Se oyó un murmullo de risas burlonas. ¡ Silencio! ¡ Silencio! No deben irrespetar jamás algún compañero, no se pueden reír de alguno porque ustedes crean que tengan la razón y a mí jamás en mis clases vuelvan a hacer lo que hicieron hoy. Olga se quedó congelada, su rostro estaba encendido y toda apenada bajó la cabeza. _ Señorita no es para tanto, no se incomode. En el proceso de enseñanza –aprendizaje se van dando las reglas del juego. Luego escribió en la pizarra el concepto de ley natural. Describió las normas de conductas y las leyes naturales, el concepto del deber. Todos los estudiantes lo oían atentos y algunos resumían las ideas más importantes. Dejó a todos asombrados cuando les explicaba los imperativos categóricos de Kant. Hacía resúmenes en el pizarrón, al llenarlo los borraba y repetía las acciones. El timbre lo interrumpe y les grita: _ un momento no se vayan, para la próxima clase por lo menos deben haber leído los tres primeros capítulos del libro de Eduardo García Maynes, Introducción al estudio del Derecho. Para que intervengan y tomaré muy en cuenta su participación, con evaluaciones continuas. Lérida se le acerca a Olga y la consuela diciéndole: _ lo siento chama, no era yo y me quería morir de la vergüenza. Claro eso le pasa a una porque está acostumbrada a la copiadora de los benditos apuntes. Bueno amiga, ya pasó el temporal, no le pares a los compañeros, uno por miedo, se ríe hasta cuando se cae un lápiz a alguien. _ Gracias amiga, si no te tuviera a ti, no se donde me hubiera metido, ahora en el intermedio te brindo algo_ le sonrió la compañera. Pasó el tiempo estipulado para el receso y se dirigieron nuevamente ala salón de clases. Un joven falco, alto, de pelo rubio, con una barba cerrada en forma de candado, con una chaqueta de tela de blue jeans, pantalones del mismo material y con zapatos deportivos blancos, se sienta en la silla del profesor y uno de los alumnos le dice:_ mira chamo, párate de allí porque si viene un profesor te puede llamar la atención. _ Bachilleres siéntese yo soy el Profesor Raúl Manrique, mi materia es la Sociología Jurídica. Y vamos a pasar la asistencia para irlos conociendo. _ Perdóneme profesor no sabía, que usted es docente, se ve tan joven_ le respondió Juan Echenagucia, todo apenado y tratando de excusarse. _ Si señores aunque tenga cara de niño tengo 33 años, la edad de Cristo. Muchos estudiantes, de acuerdo a mi experiencia, piensan que la materia es “gamelote”, paja, porque hay que leer mucho de temas sociales y de aparente cultura general. Todas las materias tienen su importancia y está en cada uno de ustedes prestarle la atención y la dedicación debida. Muchachos su trabajo es estudiar más nada. Si elaboran planes de estudios, o cronogramas, investigan los trabajos asignados y lo presentan como es debido, les aseguro que tendrán éxito en sus estudios. Pero si vienen a echar físico, a hacer relaciones públicas, a no estudiar y solo a “bonchear”, el panorama es negro. Y muérete que chao! Porque yo también como joven, hablo calé de la subcultura de los barrios y de los delincuentes que poco a poco se ha ido introduciendo en todos los órdenes de la vida nacional. Para irlos motivando con mi materia les voy a poner un trabajo de investigación libre sobre “influencias del lenguaje delincuencial y de las clases sociales bajas en los grupos formales de la sociedad”. Okay les gustó el tema, se que se van en esmerar en hacerlo y lo van a presentar dentro de un mes_ argumentó el Profesor Manrique, dejándolos a todos impresionados por su desenvoltura e identificación con sus maneras y modos de actuación. La clase transcurrió con las definiciones de la Sociología Jurídica, les dio una biografía de Augusto Comte, nombrado el padre de la Sociología. Y para romper el hielo interrogó a los estudiantes sobre la terminología juvenil de moda, todos fueron aportando conceptos: calé, chamo, burda, campanero, geva, bonche, ·pelo a pelo”, biyuyo, etc., etc. La clase fue muy amena y al finalizar la mayoría le había parecido la mejor que habían tenido y sobre todo opinaban que el profesor “era zumbao”. Lérida junto con Olga, aceptaron en su grupo de estudios a Joao Freitas y Efrén Perdomo, asistían a la biblioteca de la Universidad, algunos fines de semana estudiaban en la casa de Olga. Lérida les enseñó a realizar esquemas, discutían la interpretación de los artículos de la Constitución o de otras leyes. Para el primer trimestre Lérida salió bien en todas sus materias, con un promedio de doce puntos, Olga sacó trece, Joao lo tuvo de catorce y Efrén también de doce. Había algo en Lérida apetecible para los hombres mayores, el Profesor Luis Eduardo Sierra siempre la observaba fijamente y una tarde se le acercó y le expresó: _ Estimada Señorita Gamarra si no le parece una insolencia de mi parte me gustaría conversar con usted en otra parte que no fuera aquí en la Universidad, si usted acepta la invitaría a tomar unos tragos ¿Qué me responde?_ La veía fijamente a los ojos, usando una técnica de persuasión. _ Mi estimado profesor, me halaga su interés por conversar en otro lugar y su invitación a tomar. Pero en los actuales momentos me he hecho la promesa de dedicarme plenamente a mis estudios y quizás mas adelante le acepte su invitación .Aunque yo no tomo. Espere que sea yo quien le de la respuesta. Y muchas gracias por su gentileza _ ella contesto algo nerviosa y tratando de serenarse. <> No comento con ninguno de sus compañeros ni con sus familiares la invitación de su profesor. Asistía a sus clases, saludaba muy respetuosamente a sus profesores, regularmente estudiaba con el grupo. Algunos fines de semana, iba al cine con su prima Luisa, bailaba frenéticamente y trasmitía su alegría en las dos fiestas que la invitaron compañeros de estudios. Siguió no aceptando la apretaran bailando boleros o se retiraba en algunas ocasiones, estaba tentada a “apechugársele” a algún pavo que le atraía y se retiraba. Si estaba alegre, reía y era una pareja bailando, estas condiciones confundían a sus pretendientes, quienes en todo momento buscaban bailar apretaditos con ella, pero ella “reculaba” y no se lo permitía. Lo prohibido es lo mas codiciado y a lo mejor ese antagonismo entre rechazar las apretadas y el querer ser rozada, era lo que le hacia mas codiciada por los muchachos. Claro, ella estaba consciente de su papel de “repelente” su alma de “puercoespín” y al poner resistencia la hacia ser un objetivo apetecible para los pavitos machistas. En la Facultad de Derecho, al igual que en otras facultades se esta organizando la elección de la reina de Carnaval, ella acudió al lanzamiento de candidatas por escuelas y muchas de sus compañeros la nominaron por la Escuela de Derecho y ella no acepto alegando había otras chicas mas hermosas. En su interior su ego exploto al oír su nombre coreado por más de 200 estudiantes. El sentirse deseada y rechazar su postulación, la hacia sentirse mas importante y no ser un capricho de una mayoría, que la haría su reina. Claro también temía no estar al nivel de las exigencias en vestuario, maquillaje, asistir a fiestas, representar a la Universidad en eventos, etc. y por esos motivos no aceptó ser candidata. Se sentía muy feliz porque a pesar de mostrarse repelente cuando bailaban con ella o en algunas ocasiones cuando “le echaban los perros”, era deseada, apetecida por una mayoría y ella se daba el gusto de rechazarlos.

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