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viernes, 16 de mayo de 2014

Capítulo III "El andariego feliz" de Alberto Isaías Guilarte

El cielo va oscureciendo con las grandes nubes cargadas de agua, los relámpagos y truenos estremecen las casas, las grandes gotas de agua que caen cantan su sinfonía de cascadas, se van acumulando en los causes de los riachuelos y van inundando los campos bajos. Los perros laten de miedo por los truenos, el ganado se va reuniendo y está intranquilo en las manadas. Al oír los cañonazos del cielo, las viejitas se persignan y repiten: _ Jesús y la Virgen del Carmen protégenos del mal. Amén. Después de tres horas de de lluvia, amaína, sale radiante el sol, calentando la tierra y comienza la danza de danza del vapor, humeante vuelve a elevarse para hacer el maravilloso ciclo del agua. “Se alborota el calor” como dicen los llaneros. Un jinete mojado, ha pasado frente a la plaza, sacando chispas de las piedras, al contacto de las herraduras. Se dirige a al bar “El benemérito” y al entrar Epifanio Chacón González le dice: _ ¡Oras échese un palo seco de cocuy por el pecho! Pá que no se acatarre. _ Está bien. Que me lo sirvan en un vasito pequeño _ contestó el jinete. _ ¿Qué lo trae por aquí, después que lo empapó la lluvia?_ lo interrogó el gocho. _ A lo mejor Usted me puede decir ¿venden alguna casa por aquí?_ le preguntó Cleto Santos. Es de estatura mediana, blanco, con nariz aguileña, labios delgados, y de contextura fuerte. Usa un sombrero pelo de guama, que cubre su pelo negro. Se presenta y le da la mano a Epifanio diciéndole: _ Mucho gusto yo soy Cleto Santos, soy de San Fernando de Apure. Cabalgué con la fresca tres días, vendo allá y compro una casa modesta por estos predios. Epifanio lo mira fijamente, escudriñando su alma y le manifiesta: _ Por San Fernando hay más vida que en este pueblito, si usted es franco conmigo le doy un buen dato. ¿Acaso está huyendo de la justicia o de algún enemigo? El jinete se estremece y piensa << carajo este gocho es medio brujo y adivina lo que uno es, me la voy a jugar y le diré la verdad>> _ Amigo tuve una pelea con el dueño de un fundo grande de ganado y el condenado tiene plata o está “podrido de morocotas parejas”. Antes que me mande a matar o yo lo mate a él, que se quede con Eustaquia, la mulata…esa si es un hembrón y la estuve enamorando. Él llegó con sus dos guardaespaldas, a caballo todos, cuando hablaba con la mulata, desmontaron y sin decirme ninguna palabra me lanzó un coñazo y yo lo esquivé, le tiré uno por la jeta, se la rompí y los guardaespaldas me pusieron las pistolas en toita la sien. Al que mientan “arrechón” le preguntó al jefe: _ ¿lo mando pal otro mundo jefe? Ya serían 20 pajaritos pa´mi reputación. Pero el viejo le dijo: _ Déjalo quieto yo sé lo que voy hacer. Y con toda la arrechera acumulada me agarró por el cuello y me gritó: _ si no te vas del pueblo en tres días estás muertico. _ No es que uno sea cobarde amigo andino…pero más vale vivo que muerto y aquí me tienes. Epifanio le dio a entender era un hombre con suerte, estaba hablando con una persona con ciertos bienes, tenía una casa…se la pondría vender a buen precio para que se viniera a empezar otras actividades. Claro a la casa tendría que repararla. Le daría alojamiento en ella, le prestaría una lámpara de kerosene para que se alumbrara y cuando volviera le diera doscientos bolívares, porque tiene patio. Cleto le agradece la información y lo invita tomar un vaso de cocuy. Por sugerencia de Epifanio se dirigen a dos cuadras del bar, abren la puerta de una casa hecha de paredes de bahareque y techo de palmas. Tiene una sala con una ventana y una habitación. En el patio hay árboles de totumos y ciruelas, también se encuentra una choza pequeña con un hoyo profundo. Es el baño rústico de esos pueblos. En la noche Cleto hace una cama improvisada con el monte que había cortado en la tarde, extendió una sabana que buscó debajo de la silla de montar, cuando se la quitó del lomo del caballo. Con un fósforo prendió la lámpara de kerosene y las sombras del cuarto fueron arropándolo para proporcionarle un sueño profundo a su cuerpo agotado por el viaje. Los cantos de los gallos y la luz juguetona del día, lo levantan de su improvisado aposento. Cerró la puerta con llave, le puso la sabana al lomo del caballo y le colocó la silla de montar. A trote suave llegó la puerta del bar, esperó más de dos horas hasta que Margarita lo abre. _ Me puede hacer el favor de decirme ¿a que hora viene el amigo Epifanio? _ Es posible que venga como a las 10 de la mañana. Yo voy a colá un cafecito y le regalo una taza. _ Muchas gracias amiga… por eso es que los llaneros somos como somos_ le contestó Cleto sonriendo. Al llegar Epifanio, le entrega la llave de su casa y le agradece su hospitalidad, le ratifica se irá pronto para cabalgar haciendo escalas hasta llegar a su destino. Cleto llegó de noche a un fundo de un amigo y llegaron a un acuerdo de venderle su casa con el terreno y tres vacas por doscientos veinte bolívares. Juan había ahorrado más que ese monto y se lo proporcionó, para que su amigo pudiera irse de allí, evitar una tragedia y comenzar una vida diferente. Cleto redactó y escribió haber recibido conforme ese monto por la venta de la casa y el ganado. Decide pasar la noche en la casa de Juan y de madrugada emprende el viaje a Achaguas, a construir un destino incierto con muchas esperanzas de una vida mejor.

1 comentario:

  1. Hay, hay ,hay como dijo el señor es mejor estar vivo que muerto! esta muy interesante.

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