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martes, 4 de enero de 2011

El cuchi cuchi consentido

El cuchicuchi consentido
Dr. Aberto Isaías Guilarte

   Había una vez una pareja de cuchicuchis que tenían 3 crías, una hembra: “cucha” y dos machos: “chiche” y “camo”; cuando llegó la temporada de lluvias, “peto” y “pola” para no pasar tanto frío vivían muy acurrucaditos y la cigüeña le trajo otra cría, a la que llamaron “pito” quien nació muy flaquito y casi no comía.
   La familia de cuchicuchis sentía mucha compasión por aquel ser indefenso, débil y que quería estar todo el tiempo sobre la madre, ésta no quiso enseñar a su hijo a defenderse en esa selva y a buscar su alimento como lo habían hecho sus hermanitos.
   “Saby” la sabia lechuza se había dado cuenta del daño tan grande que tanta sobreprotección de esos padres le iba a ocasionar a ese animalito y les dio este consejo:
_ amigos ”peto y pola” de por si ustedes como especie son muy cariñosos y viven muy juntitos, yo no veo nada bien que si “pito” es débil y no se despega de ustedes para nada, no le hayan enseñado a ser independientes como sus otros hijos. En esta selva a esos animalitos que no se saben defenderse les va ir muy mal.
   Ambos padres muy molestos contestaron al mismo tiempo: _ ¡lechuza entrometida, anda a criar a tus hijos como tú quieras pero déjanos hacerlo a nosotros a nuestra manera! ¡Apártate de nuestra vista!
   _ De ustedes será la responsabilidad de lo que pueda pasarle  a ese indefenso. Y batiendo sus alas se alejó poco a poco del lugar.
   Los hermanitos de “pito” casi no podían jugar y buscar más alimentos por estar pendientes de él. “Peto” debía hacer un gran esfuerzo para llevarle alimentos a su familia, ya que otros cuchicuchis entre todos recolectaban frutas, lombrices y gusanos para comerlos en la madriguera.
   A “cucha”,”chiche” y “camo” los otros animales se burlaban de ellos por la condición de “pito” y los llamaban los consentidores, cuando llegaban a su cueva les decían a sus padres que no iban a cuidar más a su hermanito. “Peto” y “pola” los regañaban y les decían que no tenían que hacerle caso a los demás.
   Pasaron los años y “pito” había crecido pero seguía siendo inseguro y dependiente de su familia. Un día un rayo cayó en un gran árbol y se produjo un gran incendio en el bosque, todos los animales huyeron temerosos, corrieron, corrieron hasta llegar al río más cercano. Los padres cuchicuchis y sus hijos se había olvidado del pequeño, quien para salvar su vida también había corrido y en la confusión no pudo encontrar a su familia. Todo nervioso y confundido caminó por el bosque, ya iba a oscurecer cuando se le acercó a un puercoespín y le dijo: _ amigo, estoy perdido, no encuentro a mis padres y hermanos ¿que hago? Por favor ayúdame que no se valerme por mi mismo.
_Hijo yo soy “espi”, ven  conmigo yo te  defenderé de las fieras agresivas.
Los amigos caminaron un buen trecho y “espi” tras buscar afanosamente una cueva para pasar la noche, encontraron una donde podían estar cómodos y protegidos, el cansancio los venció y la oscuridad los envolvió cual hojas caídas.
   Los potentes rayos de sol mañaneros iluminaron el sendero, se despertaron y encontraron moras para comer y ya con las panzas abultadas, reían al ver que dejaron pelada la mata.
_ “Pito” ahora vamos a caminar y explorar el otro lado del bosque, te aseguro que encontraremos a tus papis_ dijo “espi”.
_ Si “espi” vamos para allá, gracias por cuidarme y yo estoy seguro que los encontraremos.
   Caminaron y caminaron, buscaron y buscaron por todos los recodos del bosque y no los encontraron. Decidieron regresar a la cuevita, ya que estaba anocheciendo, se acomodaron  y nuevamente se cubrieron con hojas para dormir toda la noche.
   “Pito” empezó a sollozar y a decir: _quiero a mis papis.
_Cálmate “pito” no llores, mañana seguro los encontraremos. Lástima que no pueda abrazarte porque te puyaría, cálmate, descansa, mañana los encontraremos.
Después de calmarse, el cansancio lo venció y “pito” durmió profundamente; se levantaron y  decidieron buscar otros frutos para comer, encontraron unas guayabas y el hambre desapareció como un fantasma.
   “Espi” guió a su nuevo amigo por otro sector del bosque, exploraron y exploraron y cuando tenían mucha sed, decidieron tomar agua en una cascada que encontraron.
   “Espi” se asomó peligrosamente al lago que formó la caída de agua, cuando de repente cayó al mismo, “pito” al ver a su amigo hundirse, se envolvió en una liana larga y se lanzó a rescatarlo, llevando un pedazo de rama delgada.
_ “Espi”, “Espi” agárrate de la rama, que yo te sacaré_.
   “Espi” pudo tomar la rama fuertemente y el valiente cuchicuchi lo haló hasta sacarlo del agua y permitirle subir a un montículo.
_Gracias “pito” me salvaste la vida, te felicito eres el cuchicuchi más valiente que he conocido, yo no se nadar y sin tu ayuda me hubiera ahogado.
_De nada “espi”, tú me protegiste y sin tu ayuda no hubiera podido sobrevivir en el bosque.
   Al estar lejos de la cueva, “espi” le enseñó a improvisar un refugio, al lado de un árbol enorme, cavó y cavó en la tierra, al hueco profundo lo llenaron de hojas secas y con pedazos de ramas hicieron un techo, allí se acurrucaron y sin aproximarse mucho pasaron otra larga noche.
   Caminaron y caminaron, cuando ya no tenían fuerzas, oyeron la algarabía de varios animales, al acercarse se encontraron con los padres de “pito”, quienes contentos abrazaron a su hijo. “Espi” les narró a todos la manera como lo salvó de ahogarse y todos los animales aplaudieron y dieron vivas al cuchicuchi valiente, quien desde ese momento dejó de depender de sus papis para convertirse en un adulto seguro y explorador de todo el bosque.

1 comentario:

  1. Alberto entre aqui, ya te sigo.
    Despues con calma voy a leer y te comento.
    Besos
    Isa

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