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sábado, 15 de enero de 2011

La mecha corta

La mecha corta
Dr. Alberto Guilarte
En diciembre cunando esperaba que se llenara el bus que me llevaría a mi casa, se sentó al lado un joven; empezaron a oírse las detonaciones de los cohetes que nos ensordecían cuando estallaban arriba y cerca.
_Señor usted no me está preguntando pero me acordé con el estallido de los cohetes de lo que yo hacía hace tres años_ me informó el compañero de asiento.
_ ¿Y que hacías tú_ le pregunté.
_ Resulta que yo tenía un primo que trabajaba en una cantera, era el encargado de las dinamitas para volar los cerros de la cantera en Salmerón más allá de Araíra (Estado Miranda). Para los diciembres él se llevaba para la casa, mechas y pólvora de la dinamita, muy “guillao” (sin que lo supiesen sus jefes).
Para el 24 y el 31 de Diciembre nos trasladábamos mi primo y otro hermano y yo  a Salmerón hacia las montañas y armábamos con unos tubos y las mechas larguísimas nuestros “fuegos artificiales”. El tubo lo enterrábamos en el cerro y la mecha larguísima, como de 20 metros,  la escondíamos entre los montes, la prendíamos y nos regresábamos a la casa, nos daba tiempo de llegar porque no era tan lejos. Y sonaba la explosión y la gente decía: _que raro que la cantera esté trabajando en navidad.
Nosotros nos reíamos sin que se dieran cuenta.
Eso fue por tres años seguidos….en una oportunidad también en navidad, fuimos a la montaña más o menos cercana a donde vivíamos, ya estaba anocheciendo, taponeamos la pólvora en el tubo, le pusimos la mecha larguísima y la prendimos.
Cuando recorrimos  caminando casi  los 50 metros sentimos la explosión y gritamos: _tírense al suelo muchachos. Así lo hicimos y las rocas pasaron sobre nuestras cabezas sin consecuencias fatales. El susto fue tan grande que nos temblaban las piernas y no podíamos caminar.
Juramos que no se lo diríamos a nadie porque si nuestros familiares se hubiesen enterado la paliza que no hubiesen dado todavía la tuviéramos recordando.
_ ¿No te parece que fue mucha irresponsabilidad de ustedes hacer eso por tres años consecutivos? Si por alguna casualidad  alguien hubiese pasado por allí en el momento de la explosión ustedes hubiesen sido los responsables de la muerte de esa persona. O fíjate  lo que le hubiese pasado a ustedes en la última explosión, cundo decidieron no hacerlo más.
_ Si maestro Ud. tiene toda la razón, a veces no medimos las consecuencias de nuestros actos. Como me pasó a mí también. Con ese grupo siempre cazábamos venados en la montaña. La primera vez que yo fui me di cuenta que al pasar las matas de mandarinas, antes de subir a la montaña, allí cargaron las 2 escopetas. “Velamos” los venados arriba de una mata y como a las 2 horas, le dispararon a uno y lo mataron.
Al ir en otra oportunidad, me iban a enseñar a disparar y pensando que iban a cargar las escopetas en el mismo sitio donde lo hacían anteriormente; me dieron una y yo para echar broma apunté a mi primo y mi hermano se me abalanzó y desvió el tiro.
_ ¡Qué iba pensar yo hermano que estaba cargada! Si ustedes la otra vez la cargaron pasando las matas de mandarina_ eso le dije a mi hermano.
No me dejaron disparar con la escopeta, todos temblábamos del miedo, juramos no decírselo a nadie y esa noche no cazamos ningún venado ni ningún animal.
_Jamás se debe apuntar con un arma a nadie, ni en juego_ le dije_ fíjate la consecuencia de echar bromas con un arma.
_Gracias a Dios que no pasó nada señor. Si no es por los reflejos de mi hermano yo estaría preso.

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