La “santera” en el autobús

   Cuando regresaba a mi casa después del trabajo de la universidad, al salir de la estación del metro en Petare, al ir por el laberinto de “buhoneros”y al por fin sentarme en el asiento del autobús, me doy cuenta que una dama toda vestida de blanco y hasta el sombrero era del mismo color.

   _Buenas noches_ le dije al sentarme.

   _Buenas señor_ me contestó y se sonrió.

   Haciéndome el que no sabía lo que representaba la abordé: _ ¿Te puedo hacer una pregunta? _ Si dime.

   _ ¿Por qué tú te vistes toda de blanco?

   _  ¿No me digas que no sabes?_ contestó.

   _  No sé cual es tu intención al vestirte así, yo veo a mucha gente así en Caracas, parece que está de moda.

   _ No señor no es una moda, yo soy” santera”_ contestó enfáticamente.

   _ ¿Ahorita estás como de iniciación, empezando?

   _ Señor si ahorita después que “hice el santo” tengo que estar vestida así un tiempo_ habló desenvuelta.

   _ Si ánimos de ser muy entrometido, he oído que hay que pagarle a alguien para que sea padrino o madrina._ le doy pié para ver si me contesta.

   _Ah entonces tu sabes algunas cosas_ contestó desconfiada._ Ahorita se está comercializando mucho eso. A mi me crió mi abuelita, ella era vidente y ayudaba a la gente. Ella no cobraba nada, en mi casa casi todo el mundo creía en eso.

   _ ¿Y es verdad que matan animales? En la Biblia en el antiguo testamento se narra que anteriormente sacrificaban los animales para ofrecérselos a los dioses paganos, Jesucristo se sacrificó por nosotros para vencer la muerte y salvarnos ¿Tu crees en Jesucristo?

   _ Yo respeto las creencias de los demás para que respeten las mías_ contestó con firmeza.

   _ Yo respeto tus creencias. Pero yo en mi lugar no tendría que creer en lo que creyeron los negros esclavos desde la colonia. Que Jesús te ilumine._ le desee con todo mi corazón y le ofrecí mi mano.

   _ Gracias señor_ y dobló la mano dándome la muñeca. (Cuando están en esa etapa de iniciación no dan la mano para “que no les trasmitan malas energías”)

   Como ya no quería seguir hablando la dejé tranquila, cerró los ojos y trató de dormir.

   Esta situación me recordó al Psiquiatra francés que también lo llaman brujo, es Tobie Nathan, director del Centro de Georges Devereux; este último impuso el término “etnopsiquiatría”(1961). Ésta disciplina, hace investigación científica y tratamiento, toma en cuenta en contexto cultural en que se desenvuelve el paciente.

   La etnopsiquiatría tiene tres premisas: la primera, es que los seres humanos comparten ciertos procesos psíquicos idénticos, la segunda, que los pueblos se caracterizan por manifestaciones clínicas propias (como el amok, crisis de furor sanguinario, seguido por una amnesia  parcial, que se da sobre todo en Malasia, o la esquizofrenia, desorden específico de las sociedades occidentales);la tercera, que las diferentes culturas han instaurado tratamientos totalmente específicos de los trastornos psíquicos, técnicas que practican brujos, chamanes, medicine-men.

   Al contar su mundo interior con toda libertad y en su propia lengua, los pacientes  aluden en seguida a genios, demonios, y antepasados, y abordan siempre los mismos temas: brujería, posesión por espíritus, trasgresión de tabúes, etc.

   Durante una sesión, Tobie Nathan escucha, interroga, descubre pistas y prescribe remedios, inspirándose siempre en el universo y en la lengua correspondiente al caso. Puede invitar a un tamul a ejecutar sacrificios de animales, aconsejar a un morabito, a concesionar él mismo un amuleto para poner fin a las crisis de un joven epiléptico.

   Los especialistas de la Psicoterapia trabajamos con las creencias y deseos de nuestros pacientes.

   Para concluir puedo decir como dice la gente: “CADA CABEZA ES UN MUNDO”, es la manera como cada persona ve y capta la realidad, es su Paradigama, los enfermos mentales lo tienen distorsionado.