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domingo, 16 de enero de 2011

El rechazo al boy scout

El rechazo al boy scout
   Cuando yo era pequeño estudiaba en un colegio católico (tenía como 12 años) y allí funcionaba una tropa de boy scouts, a mi gustaba y entré en ella. El uniforme era de conjunto de kaki, pantalón corto y el sombrero de ala ancha, con su respectiva pañoleta torcida y un puñal con su funda, en la cintura.
   En una semana santa me fui a pasar esas vacaciones en mi tierra: Porlamar, Isla de Margarita. Decidí uniformarme de boy scout para ir a la procesión, de acuerdo al día se sacaba a Jesús atado a la columna, Jesús crucificado y se hacía el encuentro con la Virgen María: con ésta imagen se iban las mujeres por una calle contraria a la que iba la mayoría con el Cristo y en una esquina tradicional se acercaba la dolorosa a su hijo, etc.
   Cuando me estaba uniformado un primo que me llevaba unos años se oponía que fuera a la procesión de esa manera. Me terminé de uniformar de boy scout y me fui a esa actividad religiosa.
   Me quité el sombrero para entrar a la iglesia, sacaron a la imagen del día y con el compás de una  banda pequeña, los cargadores llevan el ritmo lento.
   El sacerdote iba rezando el rosario con megáfono y los fieles respondían:_ Santa María madre de Dios ruega por nosotros pecadores…
Los vendedores de maní gritaban: _maní totao…maní tostao …para los enamoraos…
Y el Padre les llamaba la atención: Padre nuestro….a los vendedores de maní no deben hacerlo en la procesión ….respeten….respeten ..en la hora de nuestra muerte amén.
   Varios niños de mi edad me miraban mal y hablaban entre ellos.
   Al día siguiente fui a pasear a la plaza Bolívar y me encontraron los muchachos que me habían visto mal, estaban vestidos con ropa roída y algunos con pantalones cocidos y hasta rotos. Eran como 10 y me rodearon.
   _ Ahora que no estás con la guarandinga esa (primera vez que veían un uniforme de boy scout) si eres macho tienes que pelear nosotros.
   _ Los boy scouts no peleamos y ayudamos a la gente: tenemos que hacer una buena acción y al hacerla le hacemos un nudo a la pañoleta_ les contesté.
   _! Ah eres un mariquito y cobarde!  Te la echas de mucho con el puñal_ me dijo el que fungía de líder del grupo.
   Entonces en ese momento observé que por casualidad  se acercaba el primo que me había dicho que no fuera uniformado a la procesión.
   _ Bueno que salga uno de ustedes para fajarnos_ les grité. Y llamé a mi primo.
Cuando se me acercó el contendor le lancé un golpe por el mentón y en ese momento nos separó mi primo, quien los persuadió de seguir la pelea.
   Como a los tres días me estoy bañando en una playa y me encuentran los peleones, que vivan en una ranchería de pescadores cerca de la misma.
_ Ahora que estás solo, aquí te fregaste_ me dijo uno.
_ Bueno para no pelear vamos a hacer una prueba para ver quien es el mejor_ le contesté.
   A uno se le ocurrió lanzarnos de la punta de un muelle de piedras en construcción a unas cuadras de allí, nadar hasta el fondo y trae restos de arena con la mano como prueba de ver llegado hasta el fondo.
   Se lanzó el designado por ellos y al rato salió con la mano derecha alzada y con el puño lleno de arena.
Cogí suficiente aíre, me lancé y empecé a nadar hacia el fondo, casi no se veía, ya me estaba faltando el aíre, dí unas brazadas más fuerte y agarré arena con mi mano derecha,



con un impulso fuerte y grandes brazadas subí y al llegar a la superficie estiré mi brazo y mostré la arena y un pulpito que venía allí.
   Les dije a los peleones: _ si ustedes son hijos de pescadores y viven por aquí yo también soy margariteño, no tenemos que pelear vamos a ser amigos_
   Les dí la mano en señal de amistad, correspondieron el gesto y más nunca se metieron conmigo.
   La intolerancia cualquiera que sea su forma no conduce a nada, vamos a quitarnos nuestros prejuicios políticos, religiosos, culturales y sociales para construir una Patria democrática y soberana. 

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