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jueves, 13 de enero de 2011

El pavo real vanidoso

El pavo real vanidoso
 Por Dr. Alberto Isaías Guilarte

   En la granja de los animales vivían Kokoro el gallo patruco, la gallina Culeka, sus hijos los pollitos Tico, Taca y Teto, el burro Sabeto, la vaca Saboro, el toro Maco, la cochina Jama y el pavo real Jacto.
   Kokoro ya estaba muy viejo y primero salía el sol antes de que él lo anunciara con su kiri kiqui. Estaba afónico, su canto no se oía y los demás animales seguían durmiendo hasta que los encandilaban los rayos del rey astro: el sol.
   _ Yo era el más importante de esta granja, porque a todos los ponía en acción de madrugada, lo que pasa que de tanto madrugar se le pasma la voz  a uno_ decía Kokoro.
   La gallina Culeka ya no está poniendo la docena de huevos, y solo da dos diarios.
   Estoy pendiente de mis pollitos, para que crezcan. Tico y Teto, sigan el ejemplo de su papi y su canto fuerte despierte a la comarca. Y mi pollita Taca va ser la gallina más ponedora de huevos de todo este lugar_ argumentaba Culeka.
   El burrito Sabeto ayudaba a sus dueños en la agricultura, ya que tiraba del arado, iban abriendo los surcos de la tierra para echar las semillas, cuando estaban listas las mazorcas, le ponían a los costados dos grandes cestas y allí las echaban. Arrastraba una carreta y llevaban a los hijos de los dueños de la granja a la escuela, traían los comestibles del pueblo, llevaba todo tipo de carga, paseaba a la familia de sus amos. 
Era el que más trabajaba, burro al fin.
   _ A los burros nos castigó papá Dios porque trabajamos de sol a sol y hasta nos pegan con fuete para ir corriendo rapidito. ¡Ni que nos pareciéramos a caballos de carrera!_ se lamenta Sabeto.
   La vaca Sabro tiene las ubres más grandes de la región, decían que era holandesa, daba tanta leche que sus amos cuando la ordeñaban llenaban 1 vasija metálica de 10 litros diarios y la llevaban en la carreta a venderla en el pueblo.
   Ella era muy humilde y se valoraba mucho cuando expresaba:_ con mi leche he ayudado a crecer a tantos niños en el pueblo, con ella se hace el mejor queso de por aquí, yo no me la echo de presumida sino que: ¡ si yo no me valoro quien me va a valorar!
   El toro Maco también estaba viejo y se lo pasaba echado todo el día durmiendo a la sombra del samán. De vez en cuando recordaba sus grandes hazañas y mujía: _ Fui el toro más temido en las corridas, los toreros temblaban cuando yo salía al ruedo imponente, los pasodobles retumbaban la plaza y los gritos de ¡Ole! ¡Ole!!Ole! No eran para los engreídos de los toreros famosos, eran también para mí. Me perdonaron la vida cuando en la última corrida, corneé al famoso “mataor Er Niño de Córdoba”, tumbé a tres caballos y los otros dos toreros de esa tarde no pudieron aplacar mi furia.
   La cochina Jama era inmensa, pesaba casi trescientos kilos, comía todos los desperdicios de los alimentos que le daban sus dueños, se bañaba todo el día en la gran pileta y disfrutaba cuando la bañaban con manguera para quitarle el lodo y la tierra.
   _ Cuando me llegue la hora de que me conviertan en perniles, chicharrón, morcillas y chuletas, muchas gentes saborearán mi exquisita carne, mientras tanto eso no me preocupa y lo mío es gozar del baño para evitar los calorones _ explicaba Jama.
   Pero todos no pasaban al Pavo Real Jacto, siempre caminaba extendiendo su bello plumaje de dos metros, sus círculos de colores en las plumas le hacían parecer como si tuviera muchos ojos, con su canto característico iba apartando a todos para que lo admiraran, era el más “pantallero” de la región y así se ufanaba: _ Soy el más bello animal de la naturaleza, todos me admiran mi porte de mis alas, y la preciosidad de mis colores, ninguno de ustedes se compara con la majestuosidad de mi traje natural. Me han llevado a muchas ferias y he tenido muchísimas novias. He perdido la cuenta de cuántos hijos tengo en el mundo y si mi canto es como un lamento, yo lamento que no tengan mi belleza.
   Un día se presentó una gran tormenta y Jacto iba rápido a protegerse de la fuerte lluvia, por su costumbre de llevar sus alas extendidas, sintió cuando vino un trueno con una centella y le quemó las alas, corrió desesperado y se lanzó a la pileta de Jama y apagó el fuego.
   Ahora todo humilde, menos arrogante y sumiso oyó los consejos de la vaca Sabro: _ hermano Jacto ahora aprende la lección: nadie es más precioso, más hermoso que otro, trata a todos por igual y te irá bien en la viada. ¿Me entendiste?
   _Si Sabro esperaré que me crezcan otra vez las alas, y si mi plumaje es hermoso que lo disfruten los humanos y los otros animales, que lo digan ellos. Ya no seré un fanfarrón.
   Pasaron los meses y el plumaje se le hizo más hermoso, ya no caminaba estirado y ahora extendía sus alas en menos ocasiones, pasaba desapercibido y ahora tenía más fuerzas para vivir porque ahorraba energías en  no estar todo el día echándosela de ser el mejor, el más bello.

2 comentarios:

  1. Jajajaja , asta los animales tienen su poquito de orgullo. Esta bueno el blog de El Pavo Real Vanidoso y buen escarmiento. Esta chistoso y muy bueno Don Alberto.

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  2. Jajajaja , asta los animales tienen su poquito de orgullo. Esta bueno el blog de El Pavo Real Vanidoso y buen escarmiento. Esta chistoso y muy bueno Don Alberto.

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