La guacamaya chismosa

LA GUACAMAYA CHISMOSA

Dr. Alberto Isaías Guilarte

En los altos árboles milenarios de la selva amazónica vivían los pájaros multicolores: las parlachinas guacamayas, los loros, las cotorras remedonas y los tucanes narizones. Juntos a otras variedades de especies animales y vegetales.

Flena la guacamaya era muy amistosa, servicial, colaboradora y buena vecina, pero tenía un defecto terrible, no era discreta y todo lo que decían y observaba lo comentaba no solo con sus amigos de ese sector del bosque, sino cuando recorrían en manadas otras selvas también se le iba la lengua en contar los secretos, las intimidades y la vida privada de cuanto animal le viniera en gana.

La cotorra Male, la perica Lena, el loro Capú, la tucana Chema y la azulita Pita eran los amigos de Flena y siempre la aconsejaban para que no se metiera en líos vecinales.

El loro Capú tenía su casita muy bien arreglada en el hueco de un apamate, su lorita Fita cuidaba con gran esmero a sus tres crías: Capuíto, Fitaíta y Realita. Flena los visitaba y como era muy grande para entrar en la casita, se instalaba en una rama y conversaban de la vida, acciones, peleas, y amoríos de los otros animales. Fita le había advertido a Capú, que no era conveniente seguirle oyendo los chismes de Flena porque se podrían meter en líos con los vecinos y Capú decía: _ pero mi lori ¿Cómo controlo yo a esa habladora de más? Dime ¿cómo hago para qué sea discreta y no repita los chismes?

_ Si es verdad mi compañero, es muy difícil lograrlo a menos que se meta en un lío muy grande.

Un día le dijo Pita a Flena, que otra pajarita había visto cuando el cardenalito Chío había metido en el hoyo del árbol donde tiene su nido a la canarita Gara, Flena sabía que Pama la canarita compañera de Chío estaba volando de vacaciones con sus dos crías y a visitar a sus padres en los vejucales cerca de la inmensa cascada.

Flena muy excitada por la noticia, se lo dijo a Male, a Lena, a Capú, a las correcaminos, a las paraulatas, a los turpiales, a los tucanes, a los canarios, a los cardenalitos y de aquí se enteró todo el reino alado. Gara estuvo haciéndole un favor a una amiga de Pama, quien le había devuelto una bolsita de alpiste que le había prestado y ella amablemente se la había llevado hasta el nido y se había ido enseguida.

Como sabían que Flena era la que repetía todos los chismes, Chío y Pama la acusaron ante el Consejero Mayor de la Selva, el viejo cóndor Mage. Todos respetaban la autoridad del ave más grande del mundo y cuando se reunió el Consejo de Aves, conformado por los tres cóndores, dos águilas y dos zamuros; Mage le puso la siguiente penitencia a Flena: debía reunir un saco de plumas de muchas aves y abrirlo en el claro del bosque y luego volver a recoger cada una de las plumas que se les llevaba el viento y presentárselo lleno con todas las plumas a Mage, si no lo lograba llenar sería expulsada de ese bosque.

Flena voló y voló tratando de recoger las plumas y no consiguió sino llenar un pequeño espacio del saco y se lo presentó a Mage quien le sentenció: _ Flena cada chisme que tu dices es como una pluma que no puedes volver a recoger, el daño que puedes hacer es como todas las plumas que el viento se llevó. Te condeno a irte de esta selva_ le gritó con furia.

Flena llorando prometió no meterse en la vida de los demás y no contar lo vida íntima de los demás, pero que ella en otra selva no se podría adaptar y se moriría de la pena.

El Consejo se reunió y aprobó que se quedara, siempre que mandara a hacer un cartelito que dijera así:” YO VIVO MI VIDA INTERDEPENDIENTE DE LOS DEMÁS, RESPETO LO QUE CADA UNO HACE, DICE Y SIENTE Y NO SOY EL ECO PARA DIVULGAR LA VIDA PRIVADA DE LOS DEMÁS” y lo tenía que poner pegado arriba de su nido. Así lo hizo y lo pegó arriba de su nido.

Flena  desde ese día, fue la amiga más fiel, la más colaboradora de todos sus vecinos, hasta el punto de poner una escuelita para enseñar hablar y destacar las cosas buenas  de la vida a las crías de sus vecinos.